El gobierno nicaragüense llamó este lunes a retomar el diálogo para recuperar la tranquilidad del país y evitar más destrucción y muerte, tras violentas jornadas de represión y protestas que sacuden al país desde abril y que han provocado más de un centenar de muertos.
“Todos queremos la paz, queremos el diálogo, queremos trabajar juntos y escucharnos, discutir todos los temas porque para todo hay solución”, declaró a medios oficialistas la vicepresidenta Rosario Murillo.
La también primera dama habló sobre la importancia del diálogo tras expresar nuevamente su pesar por la muerte, el domingo, del emérito cardenal nicaragüense Miguel Obando y Bravo, un influyente líder católico que ayudó a mediar en numerosos conflictos en las últimas cuatro décadas en Nicaragua.
“Estamos comprometidos con el diálogo, el trabajo, la seguridad y la paz” en Nicaragua, reiteró la vicepresidenta.
“No sigamos sufriendo pérdidas, dolores, duelo en las familias. Que ninguna familia, madre, abuelo, hermano tenga que sufrir la pérdida de un ser querido”, expresó la esposa del presidente Daniel Ortega.
Más de 100 muertos dejan las protestas contra el gobierno que estallaron el pasado 18 de abril, según el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh).
Los obispos de la Conferencia Episcopal anunciaron el jueves pasado que no reanudarán el diálogo que desde mayo se llevaba a cabo entre el gobierno y los opositores, mientras el pueblo “continúe siendo reprimido y asesinado” en las protestas.
Los obispos tomaron la decisión tras la violenta represión que la policía y las fuerzas de choque del gobierno ejercieron el miércoles pasado contra una multitudinaria manifestación en Managua y otras ciudades, que dejó al menos 16 muertos.
Pero el fin de semana el gobierno endureció la represión, esta vez contra manifestantes de la sureña ciudad de Masaya, causando cinco muertos.
Que Ortega y Murillo “se vayan”, demandó llorando una mujer que custodiaba una barricada en la entrada del municipio de Nindirí, del departamento de Masaya.
Masaya, 30 km al sur de Managua, ha sido escenario en las últimas semanas de numerosos enfrentamientos, saqueos e incendios.