El Papa Francisco saludó este miércoles públicamente el inicio del Mundial de Futbol 2018 en Rusia esta semana, deseando que la justa favorezca la solidaridad y la paz entre las naciones.
“Mañana se abrirá el Campeonato Mundial de Futbol en Rusia. Deseo enviar mi cordial saludo a los jugadores y a los organizadores, como también a cuantos seguirán a través de los medios de comunicación social este evento que supera toda frontera”, dijo, hablando en italiano.
“Pueda esta importante manifestación deportiva convertirse en ocasión de encuentro, de diálogo y de fraternidad entre culturas y religiones diversas, favoreciendo la solidaridad y la paz entre las naciones”, agregó.
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Antes, en su reflexión, Jorge Mario Bergoglio destacó la “sana inquietud” de los jóvenes, quienes son “hambrientos de vida auténtica” y advirtió que “el mayor peligro de la vida” no son los problemas, sino “la mediocridad” y “la pusilanimidad”.
Constató que “algunos” piensan que es mejor apagar el impulso de “las ganas de vivir” porque “es peligroso” y advirtió a los jóvenes que no deben temer a las cuestiones serias y dramáticas de la vida, sino a un “mal espíritu de adaptación que no es mansedumbre o humildad, sino mediocridad”.
El Papa se metió en Mundial: “Espero que se convierta en una ocasión de diálogo y de fraternidad entre culturas y religiones diversas para favorecer la solidaridad y la paz entre las naciones”.
Entre la gente había una camiseta argentina con el nombre de Messi pic.twitter.com/IoHFZuALXo— TN – Todo Noticias (@todonoticias) 13 de junio de 2018
“¿Un joven mediocre es un joven con futuro o no? Se queda allí, no crece, no tendrá éxito. La mediocridad o la pusilanimidad, esos jóvenes que tienen miedo de todo, no saldrán adelante”, precisó.
Después de la audiencia, el Papa abrazó y consoló a Tomasz Komenda, un hombre de 41 años que pasó dos décadas en prisión, en su natal Polonia, por un crimen que no cometió.
El hombre llegó al Vaticano, acompañado por sus padres, para rezar en la tumba de Juan Pablo II tras haber recuperado su libertad luego que se confirmó que era inocente de la violación y asesinato de una joven de 15 años, cuando él tenía unos 20.
Cuando el limosnero pontificio, Konrad Krajevsky, supo de la historia lo invitó a participar en la audiencia del Papa. Al final, él y sus padres pudieron estrechar la mano del líder católico y compartir un emocionante momento.