Un nuevo escándalo alcanzó el martes a la Iglesia católica de Chile, con la suspensión de 14 sacerdotes de la ciudad de Rancagua -en el centro del país- por cometer supuestos delitos sexuales, que fueron denunciados por una feligresa.
“Estos sacerdotes han incurrido en acciones que pueden constituir delitos tanto en el ámbito civil como canónico”, indicó un comunicado del obispado de Rancagua, (unos 90 km al sur de Santiago).
Los religiosos habrían formado el grupo denominado “la familia”, con el que presuntamente incurrían en conductas sexuales impropias y abusos de jóvenes y menores de edad, según denunció Elisa Fernández, excoordinadora de la pastoral juvenil de Rancagua en un reportaje del canal 13.
Estos hechos “los encontramos de la máxima gravedad, sobre todo por el voto de confianza que existe en la relación de un feligrés justamente con el sacerdote o con su obispo”, dijo Cecilia Pérez, vocera del gobierno chileno.
El obispado de Rancagua explicó que si bien no cuenta “con antecedentes de que las acciones de los sacerdotes suspendidos sean constitutivas de delitos desde el punto de vista jurídico”, confirmó que se presentó una denuncia ante la Fiscalía de la región para que se investiguen.
“En el aspecto canónico ya se mandaron todos los antecedentes de los que disponemos a la Santa Sede”, agregó la nota.
Las revelaciones de Fernández fueron confirmadas al canal 13 por otro sacerdote, quien sostuvo que los denunciados conformaron esta “cofradía” desde hace unos 10 años y la cual realizaba actos sexuales son hacer “diferencias entre mayores y menores de edad”.
“Tienen muchos contactos con menores de edad” dada la “relación que tienen (con) las parroquias”, afirmó el sacerdote quien no reveló su identidad.
Las denuncias son “inaceptables y repudiables” y esperamos “responder adecuadamente”, declaró monseñor Fernando Ramos, secretario general de la Conferencia Episcopal de Chile.