El plazo otorgado por el juez Sergio Moro para que el expresidente Luiz Inacio Lula da Silva se entregara a la policía y empezara a cumplir la pena de 12 años y un mes de cárcel por corrupción y lavado de dinero, expiró la tarde de este viernes sin que el exmandatario cumpliera la orden judicial.
Lula da Silva sigue en la sede del Sindicato de los Metalúrgicos de la ciudad de Sao Bernardo do Campo, en las afueras de Sao Paulo, arropado por cientos de seguidores y de parte de la cúpula del Partido de los Trabajadores (PT).
Fuentes cercanas a Lula da Silva dijeron que no se entregaría, en un desafío a la justicia brasileña que el expresidente considera politizada para sacarlo de la carrera electoral hacia un tercer mandato en los comicios de octubre próximo.
Sin embargo, la Policía federal brasileña indicó que está negociando con la defensa de Lula para que se presente por voluntad propia en la sede de la institución en Curitiba, a unos 450 kilómetros de Sao Paulo, y de esta forma evitar enfrentamientos con los manifestantes a favor del exmandatario.