Antes que revolucionario, Raúl Castro fue un niño travieso que preocupó a sus padres. “Yo me ocupo de él”, les dijo su hermano Fidel, sin prever que sería el guardián de su legado socialista. Hoy, a sus 86 años, se alista a dejar el mando en Cuba tras impulsar cambios históricos.
Foto: Fidel y Raúl Castro / Archivo / EFE
Hábil negociador y militar implacable para liquidar a sus enemigos, tuvo claro su papel. “Fidel es insustituible, salvo que lo sustituyamos todos juntos”, dijo tras reemplazarlo interinamente en 2006 cuando su hermano enfermó.
Desde las sombras, fue clave para conseguir el apoyo de la Unión Soviética tras el triunfo de la revolución en 1959, gracias a amistades que labró en sus viajes juveniles. Pero ya tenía otras hazañas. Fue quien arrebató la pistola a un sargento para liberar a sus compañeros luego del fallido asalto al Cuartel Moncada en 1953.
El menor de los siete hermanos Castro Ruz, a sus cuatro años pidió a su madre dejar su natal Birán para reunirse con Fidel, quien asistía a la escuela en Santiago de Cuba.
Foto: Raúl Castro, presidente de Cuba / Reuters
“Lloró, pataleó, insistió tanto que ella tuvo que dejarlo”, recordó el propio líder de la revolución cubana, según consta en “Cien Horas Con Fidel”, de Ignacio Ramonet. Fue Fidel, cinco años mayor, quien le inculcó la lectura y el hábito del estudio.
Tras derrocar a Fulgencio Batista, mientras Fidel se encargaba de las funciones gubernamentales, Raúl estructuraba los dos pilares institucionales de la revolución: el Partido Comunista y las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), necesarias para sus planes.
Histórico ministro de Defensa, Raúl comandó por 50 años las FAR y transformó un ejército de rebeldes idealistas en un eficiente aparato militar que llegó a contar con 300 mil efectivos. Han sido el pilar de la economía, controlando actividades productivas.
Foto: Raúl Castro, presidente de Cuba / Reuters
Su carismático hermano Fidel lideró un país que afrontó una dura crisis económica tras la desintegración de la Unión Soviética. Todo ello en medio de un férreo embargo estadounidense.
Parco y menos expresivo, Raúl asumió la presidencia en 2008 y empezó a modificar lentamente el modelo. Dio apertura a inversiones extranjeras, a negocios privados y a la compra y venta de inmuebles. También permitió los viajes de cubanos al exterior.
Foto: Raúl Castro, presidente de Cuba / Archivo / EFE
Fue anfitrión de los papas Benedicto XVI y Francisco, Fidel había recibido a Juan Pablo II en una histórica visita de 1998. En 2016 Raúl recibió a Barack Obama y ayudó a firmar la paz con las FARC de Colombia.
Luego anunciaría en TV la muerte de Fidel.
En 2017 ratificó un plan para continuar actualizando el modelo económico y “cambiar todo lo que deba ser cambiado”, consigna que el propio Fidel fijó como concepto de “revolución”.
Foto: Raúl Castro, presidente de Cuba / EFE
Con la llegada de Donald Trump y la restitución del lenguaje duro desde Estados Unidos, Raúl se atrinchera en el Partido Comunista desde donde dará batalla y será el garante de su sucesor.