Un investigador ruso, un directivo empresarial de métodos oscuros y el hombre que desveló todo son algunas de las figuras clave en el escándalo de Cambridge Analytica.
El cerebro: Aleksandr Kogan
Este joven investigador ruso en psicología y psicometría desarrolló, vía su empresa Global Science Research (GSR), la aplicación “thisisyourdigitallife” (esta es tu vida digital), que proponía un test de personalidad en la red social Facebook. Los datos fueron transmitidos a Cambridge Analytica, que los usó para influir en el voto de los electores con mensajes a medida. Kogan asegura que Cambridge Analytica le convenció de que trabajaban dentro de la legalidad y ajustándose a los términos de uso de Facebook, pero reconoce también que pudo hacer más preguntas.
Kogan emigró con su familia a Estados Unidos cuando tenía 7 años, estudió en la Universidad californiana de Berkeley y se doctoró en Hong Kong en 2011 antes de unirse a la Universidad británica de Cambridge como profesor. Además, es investigador asociado de la Universidad rusa de San Petersburgo.
El ejecutivo: Alexander Nix
Este directivo acaba de ser suspendido de su cargo de director de Cambridge Analytica tras explicar como funcionaban a un periodista encubierto de la televisión Channel 4 que se hizo pasar por un cliente potencial de Sri Lanka. En las grabaciones se le puede ver presumir de tender trampas a candidatos políticos con prostitutas ucranianas o de cómo arruinar la reputación de un político tentándole a aceptar sobornos, además de presumir de que su empresa logró la victoria para Donald Trump.
Nix estudió en la prestigiosa escuela de Eton, factoría de líderes británicos, y la Universidad de Mánchester. Fue analista de la empresa Strategic Communication Laboratories (SCL), a la que pertenecía Cambridge Analytica.
El arrepentido: Christopher Wylie
Este canadiense de 28 años y cabello teñido de rosa estudiaba predicción de tendencias y, según explicó al periódico The Observer, eso le llevó a analizar la relación entre los estudios de personalidad y el voto en unas elecciones, por lo que recibió una oferta de Alexander Nix para trabajar en Cambridge Analytica.
Dice haber conocido también a Steve Bannon, ex consejero de Trump, y a Rebekah Mercer, la hija de un multimillonario que ayudó al presidente estadunidense. Sin embargo, empezó a parecerle que los métodos de Cambridge Analytica eran “problemáticos” porque usaban “datos privados sin consentimiento”, explicó a la televisión canadiense CBC.
El dinero: Robert Mercer
Este empresario estadunidense de 71 años construyó su fortuna con los fondos de inversión y es uno de los principales contribuyentes al Partido Republicano estadunidense. Financió Cambridge Analytica con unos 15 millones de dólares y su hija Rebekah pertence al consejo de administración de la empresa, según The Daily Beast.
Mercer se hizo rico gracias a los algoritmos complicados. Informático en IBM, luego se unió al fondo especulativo de inversiones Renaissance Technologies. Fue uno de los pocos empresarios de perfil alto en apostar por Trump.
El ideólogo: Steve Bannon
Fue el consejero más cercano al presidente Donald Trump hasta su cese en el verano de 2017. Según The Observer, dirigió Cambridge Analytica.
Estuvo a cargo del medio digital ultraconservador Breitbart News antes de convertirse en director general de la campaña de Trump y consejero estratégico de la Casa Blanca hasta agosto de 2017. El presidente lo destituyo tras la publicación del libro “Fire and Fury” de Michael Wolff, que contenía revelaciones explosivas sobre el primer año de gobierno de Trump, algunas reveladas por Bannon.