La oposición de Venezuela enfrenta este jueves una nueva encrucijada al tener que decidir si participa o no de la elección presidencial en abril, vista por críticos dentro y fuera del país como un proceso carente de transparencia.
Fracturada y con sus principales dirigentes inhabilitados, por decisiones judiciales y administrativas, para presentarse a cualquier cargo de elección popular, la oposición deberá anunciar si irá a las urnas o se mantendrá al margen, como ha hecho en el pasado, pero sólo en elecciones regionales.
La decisión se debatirá la tarde de este jueves, dijo el dirigente opositor Julio Borges.
“Estamos hablando … de horas para que nosotros podamos responderle al país”, agregó Borges en una entrevista radial.
Ofrecer “un camino muy claro frente a un Gobierno que, crean, está muy, muy débil”, aseguró el opositor al referirse al nuevo movimiento creado por Maduro y que, según Borges, olvida la figura del fallecido mandatario Hugo Chávez.
El anuncio del Consejo, visto por críticos como un apéndice del gobierno, se produjo poco después de que naufragaran las negociaciones en República Dominicana entre el Gobierno venezolano y la oposición para buscar salidas a la crisis política que vive la nación petrolera.
Una de las principales trabas en los diálogos realizados desde diciembre en la cancillería dominicana, de acuerdo con voceros de la oposición, eran las demandas opositoras de renovar la directiva del CNE y el registro de electores, así como tener observación internacional.
La oposición también demanda que se retiren todas las restricciones a sus principales figuras, como Leopoldo López, Henrique Capriles, Antonio Ledezma, entre otros.
Maduro, un ex conductor de autobús de 54 años, ha dicho que con oposición o sin ella, se medirá en las urnas y ha pedido a sus seguidores conseguir al menos 10 millones de votos.
“Hemos pasado años duros, pero los años que están por venir van a ser los mejores de la historia de Venezuela”, dijo Maduro en su cuenta de Twitter.