Al inaugurar este miércoles una cumbre mundial de obispos, el Papa Francisco instó a trabajar para revertir las situaciones de precariedad, exclusión y violencia a las que están expuestos los jóvenes en la actualidad.
Foto: Reuters
Con una misa, ante más de 25 mil personas congregadas en la Plaza de San Pedro, Francisco abrió los trabajos de la asamblea general del Sínodo de los Obispos, que se extenderá hasta el próximo 28 de octubre y la cual debatirá sobre el tema: “Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional”.
En su sermón, Jorge Mario Bergoglio instó a romper el conformismo del “siempre se hizo así” y pidió a los clérigos mirar de frente a los jóvenes, así como a las situaciones en las cuales se encuentran.
El #PapaFrancisco inaugura el Sínodo de los jóvenes: que Espíritu Santo nos dé la capacidad de soñar#Synod2018 #Jovenes https://t.co/jU9bYcGuSI
— Vatican News (@vaticannews_es) 3 de octubre de 2018
“Fruto de muchas de las decisiones que se han tomado en el pasado, nos invitan a asumir junto a ellos el presente con mayor compromiso y luchar contra todas las formas que obstaculizan sus vidas para que se desarrollen con dignidad”, dijo.
“Ellos nos piden y reclaman una entrega creativa, una dinámica inteligente, entusiasta y esperanzadora, y que no los dejemos solos en manos de tantos mercaderes de muerte que oprimen sus vidas y oscurecen su visión”, añadió, hablando en italiano.
A los obispos, les pidió transmitir esperanza a las nuevas generaciones para que no se dejen asfixiar ni aplastar por “los profetas de calamidades y desventuras”, ni por los límites, errores y pecados de los miembros de la Iglesia, sino que sean capaces de encontrar en ella espacios para encender el corazón.
Los llamó a estar alertas y velar para que no domine “la lógica de autopreservación y autorreferencialidad”, que termina convirtiendo en importante lo superfluo y haciendo superfluo lo importante.
El Papa saludó especialmente a dos obispos de la República Popular China los cuales, por primera vez en la historia, participan en un Sínodo, como consecuencia del reciente acuerdo entre ambas partes firmado para la normalización en el nombramiento de clérigos en ese país asiático.
Foto: Obispos de la República Popular China, Juan Bautista Yang Xaoting y José Guo Jincai / Reuters
A un lado del altar mayor, ubicado en el atrio de la Basílica de San Pedro, se encontraban Juan Bautista Yang Xaoting y José Guo Jincai, los dos pastores que recibieron permiso de las autoridades de Pekín para acudir a la cumbre episcopal.
El primero, de 54 años, es obispo de la diócesis de Yan’an (Yulin) mientras que Guo Jincai, de 50, es pastor de Chengde y secretario de una conferencia de obispos chinos, un organismo que aún no ha sido reconocido por la Santa Sede.
Junto a ellos, un total de 267 “padres sinodales” discutirán durante 25 días, a puertas cerradas en el Aula Nueva del Sínodo del Vaticano, sobre los desafíos y las dificultades que afronta la juventud en la actualidad.