Ochenta personas han muerto en el estado central de Benue en Nigeria desde el 31 de diciembre en disturbios entre agricultores y ganaderos, indicó un portavoz de los servicios de socorro este martes.
La violencia entre pastores en su mayoría musulmanes y agricultores cristianos se intensificó tras el Año Nuevo, en particular debido a una nueva ley que prohíbe a los ganaderos nómadas desplazarse en el interior del estado.
También se registraron ataques en represalia similares en otros estados del centro de Nigeria, dividiendo a sus habitantes en base a religiones y etnias y haciendo evidente que el gobierno federal no logra atajar la violencia.
“Ochenta es el número que podemos mencionar por ahora; los ataques no cesan”, dijo por teléfono Emmanuel Shior, secretario ejecutivo de los servicios de socorro de Benue (SEMA).
Según Shior, los ataques provocaron el desplazamiento de decenas de miles de personas en las regiones de Guma y Logo. Estas personas se encuentran ahora en cuatro campos de desplazados.
“Ahora el número es de 80 mil porque los asesinatos han continuado y algunas personas de otros estados se apresuran a venir a Benue”, agregó. “Sospechamos que estas personas reaccionan contra la prohibición de hacer pastar (al ganado) aplicada por el gobernador del estado”, prosiguió.
Esta medida busca alentar a los pastores, que pertenecen a la etnia Fulani, para que dejen la vida nómada y se instalen en granjas. Esto debería, en teoría, evitar los sangrientos conflictos con los agricultores.
El centro de estudios International Crisis Group había advertido en septiembre que los conflictos agrarios se están convirtiendo en “potencialmente tan peligrosos como la insurreción de Boko Haram en el noreste” de Nigeria.