El comisario de Salud y Seguridad Alimentaria de la Comisión Europea, Vytenis Andriukaitis, y el director general de la FAO, José Graziano da Silva, acordaron este viernes incrementar la colaboración para abordar el problema de los desperdicios, la inocuidad alimentaria y la resistencia a los antimicrobianos en las cadenas de suministro alimentario.
En un comunicado la FAO resaltó que mil 300 millones de toneladas de alimentos se desperdician anualmente, mientras que la resistencia a lo antimicrobianos podría causar 10 millones de muertos al año en 2050.
Informó que en una nueva declaración de intenciones firmada este viernes, la FAO y la UE se comprometieron a trabajar juntos para reducir a la mitad el desperdicio per cápita de alimentos en 2030, objetivo fijado en la nueva agenda global de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
También acordaron intensificar la cooperación para frenar la propagación de la resistencia a los antimicrobianos (AMR, por sus siglas en inglés) en las explotaciones agrícolas y los sistemas alimentarios.
En el acto de la firma en la sede de la FAO en Roma, el comisario Andriukaitis afirmó: “la pérdida y desperdicio de alimentos representan un despilfarro inaceptable de recursos escasos y aumentan la inseguridad alimentaria, mientras que la AMR supone una grave carga social y económica.
Tras asegurar que la AMR es una “preocupación mundial”, Graziano da Silva advirtió que “desafortunadamente el uso de antibióticos, incluyendo el destinado a potenciar el crecimiento, ya se ha extendido”.
Explicó la perspectiva de la FAO de que los antibióticos y otros antimicrobianos deberían usarse sólo para curar enfermedades y, en determinadas circunstancias, prevenir epidemias. Insistió en qué no tienen que usarse para estimular el crecimiento de los animales.
Al señalar que la pérdida y el desperdicio de alimentos están relacionados con numerosos aspectos del desarrollo sostenible, Graziano da Silva subrayó la importancia de contar con asociaciones sólidas, como la forjada entra la FAO y la UE, para abordar el problema.
La FAO lidera un esfuerzo internacional para mejorar la medición mundial de la pérdida y desperdicio de alimentos, incluyendo la publicación de un Índice mundial anual de pérdida de alimentos; la Comisión Europea trabaja por su lado en desarrollar una metodología para medir el desperdicio de alimentos como parte de su “Plan de acción para la economía circular”.