Corea del Norte aseguró este jueves que son falsas las acusaciones del presidente Donald Trump de que el régimen torturó a Otto Warmbier, un estudiante estadunidense fallecido en junio, días después de regresar a su país en estado de coma tras permanecer más de un año en una prisión norcoreana.
En una declaración, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Corea del Norte negó este jueves las acusaciones y advirtió de “consecuencias devastadoras” por el plan hostil de Estados Unidos para difamar al régimen y a su liderazgo.
En su declaración, la cancillería de la República Popular Democrática de Corea (RPDC), nombre oficial de Corea del Norte, calificó a Trump de “viejo lunático” por asegurar que Warmbier fue torturado mientras estaba en prisión, cumpliendo una condena por crímenes contra el régimen.
“El hecho de que Estados Unidos esté empleando incluso a una persona muerta para la campaña de conspiración para alimentar la atmósfera internacional de presionar a la RPDC demuestra lo vil e inveterada que es la hostilidad de los políticos estadunidenses hacia la RPDC”, indicó.
La declaración oficial, publicada por la Agencia de Noticias de Corea del Norte (KCNA, por sus siglas en inglés) y reproducida por la agencia surcoreana Yonhap, destacó que el mandatario estadunidense, con su propaganda contra la RPDC, “está explotando de nuevo la muerte de Otto Warmbier”.
“El hecho de que el viejo lunático de Trump y su gentuza calumnien la dignidad de nuestro liderazgo supremo usando datos fraudulentos llenos de falsedades e invenciones, solo sirve para redoblar la oleada de odio de nuestro ejército y del pueblo contra Estados Unidos y su deseo de tomar represalias multiplicadas por cien”, añade el comunicado.
El ministerio norcoreano también reiteró que el estudiante de la Universidad de Virginia nunca fue torturado antes de ser enviado de vuelta inconsciente a Estados Unidos y que el gobierno estadunidense “estaba explotando su muerte en una táctica infantil y taimada”.
Warmbier llegó a Corea del Norte como turista y fue arrestado y encarcelado durante más de un año, tras ser encontrado culpable de crímenes contra el Estado y condenado a 15 años de prisión con trabajos forzados por haber robado un cartel con un lema político del hotel en el que se alojaba en Pyonyang.
El joven fue trasladado a Estados Unidos desde Corea del Norte el pasado 13 de junio con una “grave lesión neurológica” y murió poco después.