El huracán “María” dejó en Puerto Rico una “devastación absoluta” y cortó el 100% de su servicio eléctrico al atravesar el país este miércoles con vientos máximos de 240 km/h, tras arrasar las Islas Vírgenes y las Antillas, donde dejó al menos nueve muertos.
Distintas fuentes dan cuenta de una situación catastrófica en Puerto Rico. Las imágenes en las redes sociales muestran calles inundadas, algunas de ellas con automóviles flotando a la deriva, y los residentes que llamaban a una radio local describían desastres desde todas partes de la isla.
María entró en la mañana del lunes al sur de Puerto Rico como un huracán categoría 4 y vientos de 250 Km/hora y, a primera hora de la tarde emergió por la costa norte rebajado a categoría 3 (185 Km/hora), según los boletines del Centro Nacional de Huracanes, con sede en Miami.
El gobernador, Ricardo Rosselló, pidió a sus ciudadanos que no se dejen engañar porque el ojo de María ya haya pasado. “El peligro continúa. Hay aviso de inundaciones para todo Puerto Rico. Permanezcan en lugares seguros”, escribió en Twitter.
Las comunicaciones eran difíciles en la isla, que quedó en un 100% sin energía eléctrica, un servicio que ya había demostrado fragilidades con el paso hace dos semanas del huracán Irma.
Cuando llegó María, unos 50 mil abonados aún estaban sin electricidad y unas 200 personas seguían viviendo en refugios por el embate de Irma.
Pero esta vez la barrida fue completa: “La isla está sin energía y con pocas comunicaciones”, dijo a la AFP Ricardo Castrodad, portavoz del sector San Juan de la Guardia Costera estadounidense.
“Tan pronto pase la tormenta y las condiciones del tiempo sean seguras, el personal de la Guardia Costera saldrá a realizar las evaluaciones”, dijo el oficial.
En el centro de San Juan, Imy Rigau estaba guarecida en un pasillo de su apartamento, inundado con 30 cm de agua de lluvia porque se levantó el techo de su vecina de arriba.
“El agua bajó por la escalera como si fuera una cascada y toda esa agua se metió dentro de la casa”, contó, llorando, la administradora de 53 años. “Estamos encerrados en el pasillo”.