El presidente Donald Trump desató su ira contra el avance de las investigaciones sobre la supuesta injerencia rusa en la elecciones de 2016, mientras su gobierno trata de contener la imparable filtración de información reservada o confidencial.
La furia del presidente volvió a estallar en medio de versiones de prensa sobre la formación de un jurado popular como parte de las investigaciones que el Fiscal Especial Robert Mueller lleva adelante sobre el papel de Rusia en las elecciones del año pasado.
“La historia rusa es todo un invento”, dijo Trump la noche del jueves ante una multitud de sus seguidores en Virginia Occidental (este), acusando a sus rivales demócratas de solo hablar de este tema porque “no tienen mensaje, ni agenda ni visión”.
“Rusia no votó por mí, ¡ustedes votaron por mí”, dijo el mandatario, sin poder ocultar su irritación ante reportes de la formación del jurado popular, un grupo compuesto por ciudadanos que deliberará en secreto para determinar si los elementos presentados por el fiscal pueden dar lugar a una acusación.
Las sospechas de una eventual colusión entre el comité de campaña de Trump y funcionarios rusos para derrotar a la aspirante del partido Demócrata en las elecciones, Hillary Clinton, constituyen una tormenta que la Casa Blanca no logra disipar.
En diversas oportunidades Trump insistió en que las investigaciones sobre el papel de Rusia en su victoria electoral de 2016 no pasa de ser una “caza de brujas”, promovida por el partido Demócrata, que no logra aceptar la derrota en las urnas.