Al menos una persona murió el sábado luego de que nacionalistas blancos se enfrentaron a detractores en Charlottesville, Virginia, lo que llevó al gobernador a declarar el estado de emergencia y detener una marcha para protestar contra el retiro de la estatua de un general confederado desde un parque público.
“Estoy desconsolado porque una vida se perdió aquí”, dijo el alcalde de Charlottesville, Mike Singer, en su cuenta de Twitter. “Les pido a todas las personas de buena voluntad, vayan a casa”, agregó.
Las tensiones en la ciudad se intensificaron horas después de los enfrentamientos, cuando al menos un vehículo arrolló a una multitud de personas reunidas en una calle a dos cuadras del parque. El Departamento de Policía de Charlottesville dijo en su página de Facebook que hubo varios heridos.
No está claro si el incidente se relaciona con las peleas previas. Un video de CNN parece mostrar un sedán plateado avanzando a alta velocidad hacia la multitud antes de retroceder.
Las hostilidades comenzaron en el centro de la ciudad antes del mediodía, cuando cientos de personas -entre ellas algunas que portaban símbolos de nacionalistas blancos y banderas de guerra de los confederados- fueron enfrentadas por un número similar de contramanifestantes. La disputa se inició en la noche previa, cuando al menos una persona fue arrestada.
Los manifestantes de ambos bandos utilizaban cascos y escudos y algunos en la multitud portaban palos de madera. Miembros de milicias de la ciudad portaban rifles a la vista, aunque no se reportaron disparos.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien está de vacaciones en su club de golf en Nueva Jersey, criticó la violencia y llamó a los estadounidenses a “unirse”.
“TODOS debemos estar unidos y condenar todo lo que representa el odio”, dijo Trump en un mensaje en Twitter.
El enfrentamiento es un recordatorio de la creciente polarización política que se ha intensificado desde la elección de Trump. El republicano, que prometió remecer la cultura política de Washington, ha envalentonado a ambos bandos, dando lugar a una retórica acalorada y a una ola de protestas.
Los choques subrayan el resurgimiento de movimiento supremacista blanco bajo el alero de “alt-right”, después de años en las sombras de la política estadounidense.
Los eventos destacaron además el persistente debate en el sur de Estados Unidos sobre el despliegue de la bandera confederada de batalla y otros símbolos del lado rebelde de la Guerra Civil desatada por la esclavitud en el país.
“Ustedes no nos borrarán”, gritó una multitud de nacionalistas blancos, mientras sus detractores portaban letreros que decían “váyanse a casa, nazis” y “aplasten a la supremacía blanca”.
Poco después del inicio de la riña, el gobernador de Virginia, Terry McAuliffe, declaró estado de emergencia en la ciudad. La protesta fue declarada una “reunión ilegal”, lo que permitió a la policía dispersar a los manifestantes y la policía desalojó el parque donde se realizaría el mitin.