El estado de salud del disidente y Nobel de la Paz chino Liu Xiaobo, que padece un cáncer de hígado terminal, ha empeorado en estos últimos días y sus allegados creen que podría fallecer pronto.
El edema abdominal que sufre Liu ha empeorado debido a una mayor acumulación de líquido, por lo que se ha enviado a un equipo médico, dirigido por el destacado experto Mao Yilei, para revisar su estado y el tratamiento a seguir, según indicaron en un comunicado los responsables del centro hospitalario en el que está ingresado.
Además, las autoridades han pedido a los allegados de Liu que estén disponibles durante las próximas veinticuatro horas, en un signo de alarma, confirmó hoy un amigo de la familia, el activista Ye Du, en un mensaje enviado a los medios de comunicación.
En un comunicado posterior, las autoridades del centro hospitalario precisaron que el funcionamiento hepático de Liu se ha deteriorado y que estaba aumentando su nivel de bilirrubina.
Además, se le ha formado “una trombosis venosa” en su pierna izquierda y actualmente está siendo tratado en base al consejo de un equipo de médicos, añade la fuente oficial.
Los medios estatales se muestran así en línea con las autoridades, que insisten en asegurar que el disidente está recibiendo el mejor tratamiento posible mientras le mantienen bajo estricta vigilancia y se niegan a permitirle salir del país para buscar tratamiento en el extranjero, como la familia desea.
“El Partido Comunista de China ha negado a Liu Xiaobo la mejor medicación o tratamiento posible: la libertad”, reprochó hoy el disidente Hu Jia, en un mensaje.
Liu, de 61 años, sigue cumpliendo el resto de su condena en el hospital, pues fue excarcelado de manera condicional entre finales de mayo y principios de junio tras ser diagnosticado con el cáncer de hígado terminal.
Activistas, países como Estados Unidos u organismos como la Unión Europea aumentan sus peticiones al régimen para que ponga en libertad a Liu Xiaobo y a su mujer, Liu Xia, que se ha podido reunir con su esposo tras pasar unos siete años bajo arresto domiciliario sin haber sido acusada de cargo alguno.
Tras la creciente presión internacional, el Gobierno chino comunicó ayer que invitará a médicos de Estados Unidos y Alemania para que ayuden al equipo local que trata al disidente.