La oposición venezolana, alentada por la participación de 7,2 millones de personas en el plebiscito simbólico contra el presidente Nicolás Maduro, define este lunes su ofensiva final para frenar la elección de la Asamblea Constituyente.
“El mundo y Miraflores deben escuchar el grito de todo un país. Lo que viene ahora es que nosotros materialicemos el mandato que nos dio la gente”, declaró este lunes en una entrevista radial Julio Borges, presidente del Parlamento, controlado por la oposición.
El oficialismo cuestionó los resultados de antemano, señalando que el proceso no es vinculante y es “ilegal” por no tener aval del Consejo Nacional Electoral (CNE), acusado por la oposición de servir al gobierno.
Según Borges, el 5% que faltaba por escrutar permitiría alcanzar unos 7,5 millones de votos, que según él serían suficientes para revocar el mandato de Maduro si hubiera un referéndum.
Tras el resultado, la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) quiere delinear una estrategia final para sacar a Maduro del poder, intensificando las protestas que se iniciaron casi cuatro meses atrás, con un saldo de 96 muertos.
En las últimas elecciones celebradas en Venezuela, las parlamentarias de 2015, la oposición arrasó con 7,7 millones de votos de un total de casi 20 millones de electores, quebrando una hegemonía chavista de 17 años.
“Se evidencia una demanda de cambio político persistente a lo largo del tiempo”, dijo el politólogo John Magdaleno, quien consideró que el plebiscito fue exitoso porque fue organizado por “la ciudadanía” en poco tiempo y con solo 2 mil centros de votación frente a 14 mil en 2015.