El presidente de Brasil, Michel Temer, rehusó el viernes responder a un interrogatorio escrito enviado por la policía y pidió archivar la investigación que le abrió el Supremo Tribunal Federal (STF) por corrupción, según un documento divulgado por sus abogados.
“El presidente y ciudadano Michel Temer es blanco de una serie de abusos y agresiones a sus derechos individuales y a su condición de mandatario de la Nación”, dice el documento, al enumerar las razones que lo llevaron “a no responder al cuestionario” que contenía 82 preguntas.
El presidente se encuentra en el ojo del huracán desde que hace casi un mes salió a la luz una grabación hecha por uno de los dueños del gigante de la alimentación JBS, Joesley Batista, en la que Temer parece dar aval para la compra del silencio de un exdiputado preso.
La filtración de esa conversación desató un terremoto político que tiene a su gobierno contra las cuerdas, al tiempo que la Fiscalía le acusaba de corrupción, organización criminal y obstrucción a la justicia, basándose en las delaciones premiadas de ejecutivos del gigante cárnico.
Precisamente en su relación con los Batista o en lo que ocurrió aquella noche del 7 de marzo, en la que Temer recibió al empresario sin registrar la visita en la agenda oficial, ahondaban algunas de las preguntas del interrogatorio , según filtró la prensa.
Según los letrados del presidente, ese interrogatorio solo pretendía acentuar la presión sobre Temer, en momentos en que que el Tribunal Superior Electoral (TSE) decide si anula su mandato.
Temer “fue el actor secundario de una comedia bufa, escenificada por un empresario y criminal confeso y ahora está siendo objeto de una inquisición invasiva, arrogante y sin respeto a un mínimo de civismo”, afirma el escrito.
La respuesta de Temer llegó minutos antes de que se agotara la prórroga que le había dado el STF para dar su respuesta y mientras en el TSE los magistrados daban los últimos votos para decidir si deben anularse los comicios que le eligieron en 2014 junto a su entonces compañera, Dilma Rousseff.