El ELN, última guerrilla activa de Colombia, está dispuesto a abandonar sus prácticas hostiles, como el secuestro, para facilitar un cese al fuego bilateral con el gobierno como parte de los diálogos de paz, dijo este viernes el jefe negociador del grupo rebelde.
El posible acuerdo implicaría que “acompañando ese cese al fuego, se va hacer un alivio humanitario que precisamente es rebajar la intensidad del conflicto en lo que afecta a la población civil. Esa es la definición de cese que se está buscando acordar”, dijo el jefe negociador del ELN, Pablo Beltrán, en entrevista con Caracol Radio.
El gobierno del presidente Juan Manuel Santos condiciona el cese al fuego a que el grupo rebelde, con unos mil 500 combatientes, abandone sus acciones hostiles, como secuestros, atentados a infraestructuras energéticas y petroleras, extorsiones, reclutamiento de jóvenes, entre otros.
Las partes crearon una mesa especializada “para estudiar si las condiciones están dadas para avanzar hacia un cese al fuego bilateral acompañado de un cese de hostilidades”, anunció en un comunicado el gobierno colombiano al cierre este viernes de la segunda ronda de negociaciones que se realizan en Quito.
Beltrán indicó que el equipo que explorará un posible el cese al fuego se reunirá desde el 10 de julio, para que se realice “días antes de que llegue el papa Francisco” a Colombia en septiembre.
“Es la oportunidad de dar un alivio en general en términos de lo que implica el cese, pero también un saludo a la visita del papa y que se conozca a nivel del mundo que también se sigue buscando una paz completa”, añadió Beltrán, agregando que el objetivo es dar “pruebas mutuas de confianza”.
Como parte de este acuerdo, la guerrilla planteará acciones para frenar “la matanza de líderes sociales” en los territorios donde ya no operan las marxistas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), la principal y más antigua guerrilla del país que acaba de dejar las armas.
El conflicto armado en Colombia durante más de medio siglo ha enfrentado a guerrillas, paramilitares y agentes estatales, dejando 260 mil muertos, 60 mil desaparecidos y 7.1 millones de desplazados.