El Papa Francisco calificó este miércoles de “repugnante” que los terroristas suicidas puedan ser llamados mártires, porque para los cristianos el mártir es quien se entrega por los demás.
Durante su reflexión pública semanal, ante miles de personas congregadas en la Plaza de San Pedro del Vaticano, pronunció una meditación sobre el martirio y su relación con la esperanza.
“Repugna a los cristianos la idea de que los responsables de atentados suicidas puedan ser llamados mártires, estos no son mártires, no existe nada en su final que pueda ser comparado a la actitud de los hijos de Dios”, dijo, hablando en italiano.
“A veces, leyendo las historias de tantos mártires de ayer y de hoy, que son más numerosos que en los primeros tiempos del cristianismo, quedamos sorprendidos ante la fortaleza con la cual afrontan la prueba”, agregó.
Sostuvo que desde el principio los seguidores de Jesús tuvieron en claro que, en una medida más o menos fuerte, la confesión de su fe tendría lugar en un clima de hostilidad y por eso ellos se deben comportar como hombres y mujeres que van a contracorriente.
Calificó esa situación como normal, porque el mundo “está marcado por el pecado”, que se manifiesta en varias formas de egoísmo e injusticia, mientras el cristiano debe caminar en dirección contraria, no por espíritu polémico, sino “por la fidelidad a la lógica del reino de Dios, que es una lógica de esperanza”.
Precisó que esa lógica al estilo de Jesús hasta la muerte fue llamada, por los primeros cristianos, con un nombre específico: “martirio, que significa testimonio”.
“Existían muchas otras posibilidades que ofrecía el diccionario: podía llamarse heroísmo, abnegación, sacrificio de sí. Y, al contrario, los cristianos de la primera hora lo llamaron con un nombre que perfuma de discipulado”, indicó.
“Los mártires no viven para sí, no combaten para afirmar las propias ideas, y aceptan que deben morir sólo por la fidelidad al evangelio. El martirio no es ni siquiera el ideal supremo de la vida cristiana, porque por encima está la caridad, el amor hacia Dios y hacia el prójimo”, apuntó.