El puesto de mando avanzado del incendio de Góis, del distrito de Coimbra, en el centro de Portugal, anunció que han “dominado” el enorme incendio, que inició el sábado pasado, luego que el último foco que permanecía activo fue controlado.
Las condiciones meteorológicas que impedían el control del incendio han favorecido a los equipos de extinción. Aunque ha soplado viento, este venía acompañado por niebla y una bajada drástica de las temperaturas.
Ahora queda seguir trabajando, puede que durante varios días, para dar por extinguido este incendio que ha arrasado unas “20 mil hectáreas”, señaló el comandante del frente, Carlos Tavares.
Los efectivos terrestres contarán con medios aéreos para refrescar la zona, evitar la generación de nuevos focos, y acabar con los puntos calientes dentro del perímetro, precisó.
Tavares indicó que los más de mil 200 efectivos terrestres que han combatido las llamas en la zona durante la madrugada comenzarán ahora los trabajos para evitar eventuales reactivaciones del fuego.
El incendio de Góis era el último foco que quedaba por controlar del incendio que comenzó el sábado en el término municipal de Pedrógão Grande, en el distrito de Leiria, situado más al sur.
Las llamas en esta última zona fueron dominadas este miércoles y ahora más de mil 150 efectivos se ocupan de las tareas posteriores, dedicadas a controlar un perímetro que tiene una extensión de 153 kilómetros.
El comandante confió que los habitantes de las más de 20 aldeas que siguen evacuadas “comenzarán poco a poco a regresar a sus moradas” una vez que se analice la zona y sea segura la vuelta a sus hogares.
Con el control del frente de Góis y el de Pedrogão Grande en la tarde de ayer se controlan los incendios más graves en el centro de Portugal que dejan un balance de 64 fallecidos, más de 200 heridos, 50 mil hectáreas afectadas, y más de 400 personas desalojadas de sus hogares.
De acuerdo con los datos del Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales, más de 40 mil hectáreas de bosques portugueses han sido destruidas por el fuego, una cifra altísima ante el promedio de menos de 10 mil hectáreas quemadas en esta época del año entre 2008 y 2016.