El terrorismo volvió a intentar este lunes asestar un golpe a las fuerzas de seguridad francesas en pleno corazón de París, la avenida de los Campos Elíseos, en un ataque de un hombre que estrelló su coche contra un furgón de la Gendarmería.
El agresor, de 30 de años y fichado por radicalización, embistió con su coche, en el que llevaba una bombona de gas, contra el vehículo policial al comienzo de la avenida, muy cerca del Palacio del Elíseo, sede de la presidencia francesa.
A causa del impacto, el coche explotó y ardió, por lo que los agentes debieron rescatar al hombre de entre las llamas.
El ministro del Interior, Gérard Collomb, confirmó el fallecimiento del agresor, que también llevaba encima un fusil automático Kalashnikov, varias armas cortas y cartuchos.
“Una vez más, las fuerzas de seguridad han sido el objetivo” de un ataque terrorista, explicó a la prensa Collomb, para quien lo sucedido “muestra que el nivel de la amenaza sigue siendo extremadamente alto”.
Ninguna otra persona, ni entre las fuerzas de seguridad ni entre el gran número de turistas que suelen frecuentar ese lugar -junto al museo del Grand Palais-, resultó herida en esta “tentativa de atentado”, como la catalogó el ministro.
La sección antiterrorista de la Fiscalía de París abrió una investigación por los hechos.
A consecuencia de la explosión, el área fue acordonada por un amplio dispositivo policial, mientras los equipos de artificieros verificaban que no había ningún artefacto en condiciones de ser detonado.
El Grand Palais tuvo que ser evacuado por la policía, que mantuvo en un primer momento confinados en su interior a medio millar de visitantes y trabajadores.
Un obrero testigo de los hechos mientras trabajaba en los Campos Elíseos y que pidió no ser identificado relató a Efe cómo vio a un hombre tendido sobre el suelo (el supuesto agresor) junto al coche, y que “parecía inconsciente”.
Collomb recordó la intención de su gobierno de prolongar el estado de emergencia, vigente hasta el próximo 15 de julio, hasta el mes de noviembre, de forma que se pueda aprobar en ese tiempo una nueva ley antiterrorista que reemplace esa medida de excepción.
“Para los que se preguntan sobre la necesidad de ciertas leyes, comprobamos hoy que Francia las necesita, porque si queremos prolongar de forma eficaz la seguridad de nuestros ciudadanos hay que adoptar una serie de medidas”, dijo, en alusión a un proyecto que ya ha creado polémica en la magistratura y las organizaciones de derechos humanos.
Hace menos de dos semanas, el pasado 6 de junio, la rápida intervención de un policía logró minimizar el ataque de otro supuesto yihadista sobre otro agente que se hallaba en patrulla en la explanada frente a la catedral de Notre Dame, otro de los puntos neurálgicos del turismo en París.
El agresor, armado con un martillo, gritó “¡Esto es por Siria!” antes de lanzarse sobre un agente y de ser neutralizado por los disparos de su compañero, que acabaron con su vida.
El ataque de hoy guarda también una gran similitud con el que tuvo lugar hace dos meses en esa misma avenida de los Campos Elíseos, asimismo dirigido contra los cuerpos de seguridad.
En aquella ocasión, a sólo tres días de la primera vuelta de las elecciones presidenciales, un hombre asesinó con disparos de bala a un agente de policía mientras éste almorzaba en el interior de su vehículo.
Otros dos policías resultaron heridos, uno de ellos de gravedad, mientras que un transeúnte también recibió impactos de bala.
El autor del atentado, que fue reivindicado por el grupo yihadista Estado Islámico, también fue rápidamente abatido por los policías en aquella ocasión.