El presidente francés Emmanuel Macron recibió este jueves su bautismo de fuego diplomático en una cumbre de la OTAN con un firme apretón de manos de su homólogo estadounidense, Donald Trump.
Aunque Macron inició su mandato con un viaje a Berlín y se desplazó a Malí unos días después para visitar a las tropas francesas, su encuentro con Donald Trump marcó sus primeros pasos en el mundo de la diplomacia mundial.
El presidente estadounidense pareció poner a prueba a su joven colega, al que le saca más de 30 años, con su habitual apretón de manos, muy contundente.
Trump elogió la “formidable victoria” electoral que llevó a Emmanuel Macron al Elíseo. Ambos mandatarios eran los candidatos independientes en sus respectivas carreras hacia la presidencia.
Luego, almorzaron en la embajada estadounidense en Bruselas, acompañados de sus consejeros más próximos.
En el cargado menú del encuentro se incluía la cumbre de la OTAN y la del G7 el viernes y el sábado, en Italia, las crisis regionales (Siria, Ucrania, Corea del Norte…) o los desafíos económicos bilaterales.
La incertidumbre que rodea a las intenciones de Estados Unidos respecto al acuerdo de París sobre el clima constituía, sin embargo, un tema espinoso. Macron le recomendó a su homólogo que no tomara ninguna “decisión precipitada”.
Además, el jefe de Estado francés debía reunirse también con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.
Rompiendo con la discreción que mantenía su predecesor, François Hollande, en el extranjero sobre la cuestión de los Derechos Humanos, el Elíseo anunció que Macron había “intervenido a favor” del fotoperiodista francés Mathias Depardon, detenido en Turquía desde hace cerca de dos semanas.
En respuesta, agregó la presidencia francesa, Erdogan afirmó que “examinaría rápidamente (la) situación” del joven, en huelga de hambre para protestar contra su detención.
Macron también aprovecho su primer viaje a Bruselas para dejar clara su posición respecto a los temas europeos.
“Soy favorable a Europa, eso no quiere decir que sea un eurobeato”, advirtió al lado del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.
Desde su llegada a la capital belga, a última hora de la mañana, afirmó su voluntad de “refundar” Europa tras una reunión con el primer ministro belga, Charles Michel.
“Fui elegido el pasado 7 de mayo por el pueblo francés en base a un proyecto que era ampliamente europeo y ganando frente a los intentos de repliegue, de encogimiento y de destrucción de Europa”, señaló.
“Esta refundación europea, la que vamos a traer juntos, será responsabilidad de nuestra generación”, defendió el joven presidente.
Si bien se trató de una jornada crucial para él, Macron estaba lejos de hallarse en tierra desconocida, pues ya estaba familiarizado con las cumbres europeas e internacionales.
“Lo que vive actualmente Emmanuel Macron como presidente de la república, ya lo vivió como consejero económico del presidente Hollande hace cinco años”, destacó Gaspard Gantzer, quien también ejerció como “comunicador” de François Hollande.
“Él era su principal asesor en todos los temas económicos, encargado entre otras cosas, de la preparación de las cumbres europeas pero también del G8 y el G20, lo que le permitió establecer vínculos con la canciller alemana Angela Merkel y sus consejeros, y cruzarse con Vladimir Putin”, recordó Gantzer.
El viernes, el presidente francés volará a Italia, para la reunión del G7 que se celebra en Taormina y el lunes recibirá en el palacio de Versalles al presidente ruso, Vladimir Putin, una prueba de fuego antes de la cita del G20 en Hamburgo, Alemania, a principios de julio.