Julian Assange pasó de pirata informático a azote de Washington con la difusión de numerosa información comprometedora que le ha valido fama de héroe o de villano al servicio de Moscú.
Tras pasar casi 5 años encerrado en la embajada de Ecuador en Londres, el australiano de 45 años podría salir en cualquier momento después de que este viernes la justicia sueca archivara la investigación por violación contra él.
Su reclusión en el edificio de la legación en el barrio de Knightsbridge le hizo ir perdiendo protagonismo, en parte por la irrupción de otros topos como el exagente estadounidense Edward Snowden, pero entonces llegaron las elecciones estadounidenses de 2016, que llevaron a Donald Trump hasta la Casa Blanca.
En la campaña, Wikileaks publicó miles de mensajes de la campaña de la candidata demócrata Hillary Clinton que pudieron ayudar a inclinar la balanza.
La campaña de Clinton acusó a Wikileaks de estar difundiendo “propaganda rusa”, pero Assange negó estar al servicio de Moscú: “WikiLeaks ha publicado más de 800 mil documentos relacionados con Rusia, y la mayoría son críticos”.
WikiLeaks, creada poco antes como una organización sin ánimo de lucro dedicada a dar a conocer las cloacas de los Estados, saltó a la fama en 2010 con la difusión de un video en que se veía a un helicóptero estadounidense jugando al blanco con civiles en Afganistán.
Le siguieron cientos de miles de documentos oficiales confidenciales, desde mensajes militares a cables de embajadas, a veces ridiculizando a mandatarios locales.
Gran parte de ese material se lo suministró Chelsea Manning -soldado estadounidense Bradley Manning antes de su cambio de sexo de hombre a mujer-, que acabó condenada a 35 años de cárcel pero que salió de la cárcel esta semana tras 7 años, indultado por el anterior presidente, Barack Obama.
Assange, de cabellos canos y expresión sobria, rota a veces por una media sonrisa sarcástica, entró en la embajada ecuatoriana de Londres el 12 de junio de 2012, cuando agotó los recursos para no ser extraditado a Suecia, donde era sospechoso de varios delitos sexuales contra dos mujeres.
El australiano siempre temió que Suecia fuera solamente una escala hacia un destino final en Estados Unidos, cuyo gobierno estaría deseando echarle el guante.
Julian Assange nació el 3 de julio de 1971 en Townsville, en el estado australiano de Queensland.
Su madre es Christine Ann Assange, una artista que se separó del padre de Julian antes de que naciera. En sus primeros 15 años, el muchacho vivió en más de 30 ciudades australianas diferentes antes de establecerse en Melbourne.
Alumno inteligente, estudió matemáticas, física e informática en la universidad, sin llegar a licenciarse. Le sedujo entonces la piratería informática, y llegó a penetrar en las páginas web de la NASA o el Pentágono con el seudónimo de “Mendax”.
Fue en esa época cuando tuvo a su hijo Daniel, cuya custodia se disputó luego con la madre. Se sabe que tiene otro hijo más viviendo en Francia.
Con la notoriedad de WikiLeaks, se le saludó como un genio informático y un mesías libertario. “El hombre más peligroso del mundo”, se titulaba una biografía suya.
Pero rápidamente, arreciaron las críticas. Las autoridades lo acusaron de poner en peligro las vidas de agentes de inteligencia, y algunos viejos amigos y colaboradores lo describieron como egocéntrico, obsesivo y paranoico.
“El hombre que presume de desvelar los secretos del mundo, no soporta los suyos”, sentenció Andrew O’Hagan, al que pidieron que escribiera la autobiografía de Assange y acabó por tirar la toalla.
La habitación en la que Assange ha pasado casi cinco estaba dividida en una oficina y una sala de estar, con una cinta para hacer ejercicio, una ducha, un microondas y una lámpara de luz solar artificial.
Hay unos balcones a los que Assange se asomó en pocas ocasiones, temeroso por su seguridad. Una “existencia miserable”, resumió su amigo Vaughan Smith.
Aún así, aguantó imperturbable. Y pronto podría estar de nuevo en la calle.