Amnistía Internacional lanza una nueva campaña global para detener la ola de ataques contra quienes defienden los derechos humanos dado que el año pasado 281 personas perdieron la vida por defender los derechos humanos.
“Los defensores de los derechos humanos se enfrentan a una agresión sin precedentes a escala global en medio de una retórica de demonización, restricciones a la sociedad civil y un uso generalizado de la vigilancia”, considera el organismo.
Líderes y lideresas comunitarios, profesionales de la abogacía, periodistas y otros defensores y defensoras de los derechos humanos en todo el mundo afrontan niveles inéditos de persecución, intimidación y violencia, advirtió Amnistía Internacional.
“Lo que presenciamos hoy es una agresión descomedida por parte de gobiernos, grupos armados, empresas y otros actores con poder contra el derecho mismo a defender los derechos humanos. Las personas que los defienden son quienes llevan la peor parte de esta agresión de dimensiones globales”, dijo Salil Shetty, secretario general de Amnistía Internacional.
“Del presidente Putin al presidente Xi y el presidente Al Sisi, líderes en todos los continentes están desmantelando progresivamente las bases necesarias para una sociedad libre, justa e igualitaria. Al despojarlas de su derecho a protestar, colocarlas bajo vigilancia y convertirlas, junto a sus comunidades, en blanco de acoso, amenazas y agresiones físicas, los gobiernos están cortando el suministro de oxígeno a quienes defienden nuestros derechos.”
En un nuevo documento, “Defensores y defensoras de los derechos humanos bajo amenaza. La reducción del espacio para la sociedad civil”, Amnistía Internacional detalla los peligros sin precedentes que afrontan quienes defienden los derechos humanos. Se ha convertido en una persecución cada vez más letal: En 2016, 281 personas perdieron la vida en todo el mundo por defender los derechos humanos, frente a las 156 que murieron en 2015, según las pruebas de la ONG Front Line Defenders.
“Unos líderes autoritarios y resueltos a aniquilar los derechos humanos quieren hacernos creer que son los únicos que buscan lo mejor para nosotros, pero no es así. De hecho, quienes defienden los derechos humanos son los que luchan por nosotros —y se enfrentan a la persecución por atreverse a hacerlo—. Ahora, en 2017, la difícil situación de los defensores y defensoras de los derechos humanos ha llegado a un punto crítico debido a las medidas adoptadas por Estados abusivos”, dijo Salil Shetty.
La utilización de un creciente arsenal de instrumentos para reprimir a los defensores y defensoras y la combinación de vigilancia masiva, nuevas tecnologías, uso indebido de las leyes y represión de protestas pacíficas ha creado un nivel de peligro sin precedentes para los y las activistas de derechos humanos, advierte el organismo.
Entre las nuevas tendencias está el uso generalizado de las nuevas tecnologías y la vigilancia selectiva, incluso a través de Internet, para amenazar y silenciar a los activistas.
En lugares como México y Rusia, redes de troles están generando cada vez más campañas de desinformación que se convierten en tendencia y cuyo objetivo es desacreditar y estigmatizar a quienes defienden los derechos humanos, como los periodistas, agrega.
El gobierno de Bahréin hace un seguimiento a activistas de derechos humanos exiliados utilizando programas espías, y gobiernos de todo el mundo ordenan a las empresas que revelen claves de cifrado y descifren comunicaciones personales en línea sin pensar en las consecuencias. En el Reino Unido, la policía ha puesto a periodistas bajo vigilancia con el fin de identificar sus fuentes.
Estas nuevas tendencias se suman al ya peligroso arsenal de herramientas de supresión, entre ellas los homicidios y las desapariciones forzadas, la represión del derecho a protestar de forma pacífica y el uso indebido de leyes penales, civiles y administrativas para perseguir a los defensores y defensoras de los derechos humanos, remarca Amnistía Internacional.
En 2016, en al menos 22 países, hubo personas a las que mataron por defender pacíficamente los derechos humanos; en 63 países los defensores fueron objeto de campañas de desprestigio; en 68 países los arrestaron o detuvieron sólo por su labor pacífica; y en 94 países recibieron amenazas o sufrieron agresiones.
“Gobiernos de distintas tendencias políticas, cuando no amenazan u hostigan a quienes defienden los derechos humanos, intentan cultivar una hostilidad abierta hacia esos defensores y defensoras mediante la propagación de una retórica demonizadora que representa a las personas activistas como terroristas o agentes extranjeros. Esta afirmación no podría estar más lejos de la realidad”, dijo Salil Shetty.
A la luz de los peligros inéditos que afronta la comunidad de activistas de derechos humanos, Amnistía Internacional lanza hoy una nueva campaña, “Valiente”, que pide a los Estados que reconozcan el trabajo legítimo de quienes trabajan para defender la dignidad inherente y la igualdad de derechos de todas las personas, y que garanticen su libertad y su seguridad.
Amnistía Internacional pide que los países apliquen aquello a lo que se comprometieron con la Declaración sobre los Defensores de los Derechos Humanos en 1998, que reconozcan el papel importante que desempeñan quienes defienden los derechos humanos y que establezcan medidas eficaces para protegerlos.