La crisis política en Venezuela ha generado preocupación en Brasil, cuyas autoridades manifestaron hoy temor de que en la frontera norte se produzca una oleada migratoria de venezolanos que huyen de la violencia y la inestabilidad en su país.
El ministro de Defensa de Brasil, Raul Jungmann, anunció que el embajador brasileño en Venezuela, Ruy Pereira, volverá a su puesto en Caracas el próximo lunes, en un “gesto de buena voluntad” para ayudar “en la mediación” política.
El embajador había sido llamado a consultas en agosto pasado, como consecuencia de la congelación de los lazos diplomáticos bilaterales, adoptada por el gobierno de Nicolás Maduro, tras la destitución de Dilma Rousseff en un juicio político.
Brasil, que comparte más de dos mil kilómetros de frontera con Venezuela, teme que un recrudecimiento de la violencia política en el país vecino, donde ya murieron más de 40 personas en las protestas antigubernamentales, cause una oleada migratoria por el Amazonas hacia su territorio.
“Tenemos preocupación”, admitió este miércoles Jungmann, quien alertó sobre la posibilidad de que hasta dos millones y medio de venezolanos huyan de su país si estalla un conflicto.
El estado brasileño de Roraima –fronterizo con Venezuela- registra desde hace meses un exponencial aumento del flujo de inmigrantes venezolanos, cuyos pedidos de asilo en la región se han multiplicado en lo que va de 2017.
De enero a marzo de este año, mil venezolanos solicitaron asilo a las autoridades de Roraima, mientras otros cinco mil están en lista de espera para presentar su solicitud a la policía federal hasta octubre próximo, de acuerdo con autoridades de Brasil.
En comparación, apenas nueve venezolanos solicitaron asilo en Brasil durante 2014, según datos oficiales.
Roraima vive desde 2015 un auge en el número de inmigrantes venezolanos, entre ellos los indios waraos (“gente del agua”), que escapan ante la escasez de medicinas y servicios básicos como electricidad, en un viaje de más de 900 kilómetros desde la oriental ciudad de Puerto Ordaz a Boa Vista, capital de Roraima.
Algunos expertos estiman en 150 mil el número de venezolanos que en 2016 abandonaron su país como consecuencia de la escasez de alimentos básicos y el aumento descontrolado de la inflación, que se ubicó por encima del 700 por ciento el año pasado, según el Fondo Monetario Internacional (FMI).