Donald Trump continúa en busca de un nuevo director para el FBI tras el despido de James Comey, pero la oposición demócrata amenaza bloquearlo a fin de lograr el nombramiento de un fiscal especial que investigue la injerencia rusa en la elecciones.
Muchos nombres circularon en la prensa para ocupar este puesto, y no menos de 14 personas se encuentran entre los aspirantes, según el portal Político.
Durante el fin de semana, Trump dijo que quería tomar rápidamente la decisión. “Todos ellos son muy conocidos”, dijo a los periodistas. “Muy conocidos, muy respetados, muy talentosos”.
Dijo que es “posible” que la nominación se decida antes de iniciar su gira internacional al final de esta semana.
Entre los candidatos figuran hombres y mujeres con experiencia policial o de seguridad nacional, así como personas con un perfil más político.
Entre ellos destacan el actual director interino, Andrew McCabe, el número dos de los senadores republicanos John Cornyn, el juez neoyorquino Michael Garcia, la extitular del departamento de Justicia Alice Fisher, la exconsejera de George W. Bush, Fran Townsend, el excongresista Mike Rogers, o el congresista Trey Gowdy, quien dirigió la comisión que investigó los ataques en Bengasi.
Una vez que nominado, el candidato deberá presentarse a una audiencia ante una comisión del Senado. Luego la totalidad del Senado, con mayoría republicana, debe confirmar su nombramiento tras una elección.
Los demócratas quieren condicionar su voto a la postulación por parte del departamento de Justicia de un fiscal especial que se ocupe de la investigación del FBI, actualmente en curso, sobre la injerencia rusa en la campaña presidencial de noviembre y posibles vinculaciones de integrantes del comité de campaña de Trump con Rusia.
“Con un fiscal especial todo el mundo estará tranquilo, pues habrá una persona realmente independiente que investigará al director del FBI”, dijo el lunes el líder de los demócratas en el Senado, Chuck Schume.
En la práctica, la oposición demócrata, enfrentada a una mayoría republicana unida, no podría evitar la confirmación del futuro director del FBI, pero tiene el poder de retrasarla con maniobras dilatorias, lo cual sería excepcional a la hora de escoger al director del FBI, normalmente apoyado por ambos partidos.
Hasta la fecha, ningún republicano se ha mostrado a favor de la idea de nombrar un fiscal independiente para este caso, pero eso no significa que todos estén de acuerdo con las decisiones de Donald Trump.
Algunos republicanos reprochan al presidente que haya dado a entender la semana pasada que despidió a Comey por la investigación sobre Rusia, molesto de que su nombre apareciera citado a pesar de que no es directamente objeto de esta investigación.
El vicefiscal general Rod Rosenstein informará al Senado a puertas cerradas el jueves sobre las circunstancias que rodearon el despido de Comey.
La administración Trump se había basado inicialmente en un memorándum de Rosenstein sobre el manejo privado del correo electrónico de Hillary Clinton para justificar la partida del jefe del FBI.
Todavía más grave, el presidente insinuó en un tuit que él tendría grabaciones de conversaciones con James Comey, haciendo que todo Washington empiece a preguntarse sobre los métodos de Trump.
En el Washington Post, exfuncionarios y periodistas dijeron que sospechan desde hace tiempo que Trump graba sus conversaciones telefónicas.
En el caso de un presidente, la ley estipula que estos registros deber ser preservados.
“Él debe explicar ese tuit”, dijo el senador republicano Lindsey Graham el domingo en NBC. “Le aconsejaría al presidente que no escriba tuits sobre esta investigación”.
“Yo no tengo ninguna prueba de una colusión (entre Trump y Rusia), pero el presidente debe calmarse y dejar que la investigación siga su curso”, dijo Graham.
Para este influyente líder republicano, el próximo director del FBI debe estar “más allá de toda objeción” y sin militancia política, a fin de garantizar la independencia en la investigación sobre Rusia.