El presidente ucraniano Petro Poroshenko visitó este miércoles la desafectada central de Chernobyl con su homólogo bielorruso Alexander Lukashenko, con motivo del 31º aniversario de la catástrofe allí ocurrida, considerada el peor accidente nuclear de la historia.
“Debemos recordarlo, estas heridas no cicatrizan”, declaró Poroshenko en un discurso delante del reactor accidentado de la central nuclear de Chernobyl.
“Nuestros hermanos bielorrusos quizás fueron los más afectados por esta desgracia”, agregó.
“Los bielorrusos, como los ucranianos, entienden que la catástrofe de Chernobyl no tiene fronteras”, subrayó por su parte Lukashenko, recordando que los dos países tuvieron que realizar “gastos enormes” para superar las consecuencias de la tragedia.
El 26 de abril de 1986 el reactor número 4 de la central nuclear de Chernobyl explotó cuando se realizaba una prueba de seguridad. Durante diez días, el combustible nuclear ardió, despidiendo a la atmósfera elementos radioactivos que contaminaron, según algunas estimaciones, hasta tres cuartas partes de Europa, pero sobre todo Rusia, Ucrania y Bielorrusia, en aquel momento repúblicas soviéticas.
Un controvertido informe de la ONU, de 2005, estimó en 4.000 las muertes ocurridas o por ocurrir en los tres países más afectados. Un año después, la oenegé Greenpeace evaluó en 100.000 el número de muertes causadas por la catástrofe.
Por su parte, las autoridades ucranianas habían dado cuenta, en 1998, de unos 12.500 muertos entre los liquidadores de la planta.
“Gracias a los héroes que, pagando con su vida y su salud, nos protegieron contra las consecuencias horribles de esta tragedia”, declaró el miércoles el primer ministro ucrananio, Volodimir Groisman, en un mensaje publicado en Facebook.
En noviembre de 2016 se instaló una gigantesca campana de acero, financiada por la comunidad internacional, sobre el reactor accidentado, un proyecto pensado para garantizar la seguridad del sitio en los próximos 100 años.
La campana, de 25.000 toneladas (36.000 toneladas con los diversos equipos previstos), “protegerá a nuestros hijos, nuestros nietos y nuestros bisnietos”, afirmó el miércoles Poroshenko.