La Defensa Civil de Siria aseguró este sábado que recuperó más de 100 cadáveres del lugar donde se produjo la explosión de un coche bomba a las afueras de la ciudad de Alepo, en el que se encontraban unos 5 mil civiles desalojados de los pueblos chiitas de Fua y Kefraya.
En su página oficial de Facebook, los también llamados “cascos blancos” dijeron que también están prestando asistencia a más de 50 heridos.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) cifró anteriormente en 43 los muertos por el estallido de un coche bomba en la zona de Al Rashidín, donde las víctimas estaban esperando desde ayer a ser trasladadas a su destino final, en el marco de un acuerdo de evacuación entre el gobierno sirio y la oposición.
Imágenes de los momentos posteriores a la explosión muestran los vehículos carbonizados y numerosos cadáveres esparcidos en los alrededores de los mismos, así como sobresaliendo de las ventanillas de los autobuses, que estallaron con la deflagración.
La agencia de noticias oficial siria, SANA, informó de que decenas de civiles fallecieron y resultaron heridos, y destacó que la mayoría de las víctimas son niños y mujeres.
Según el corresponsal de la agencia en Alepo, el coche bomba se introdujo en la zona con el pretexto de entregar ayuda humanitaria.
Los habitantes de Fua y Kefraya, así como otro grupo de más de 2 mil procedente de la población bajo control rebelde de Madaya, fueron evacuados en virtud de un acuerdo alcanzado en marzo entre el grupo chií libanés Hizbulá e Irán, aliados de Damasco, y la facción siria Ejército de la Conquista, auspiciado por Qatar.
Por el momento, ningún grupo ha reivindicado el ataque, cuyo objetivo parecen ser los evacuados chiitas, pero también podrían haber sido los insurgentes que los custodiaban en Al Rashidín.