La Casa Blanca declaró este lunes que el bombardeo contra una base militar siria fue una respuesta del presidente Donald Trump a la crisis humanitaria que vive esa nación, a cuyos refugiados impide ingresar a Estados Unidos.
“Al tomar medidas y reducir la intensidad de lo que está sucediendo en Siria, eso es lo mejor que puedes hacer para apoyar a esa gente. Reducir la intensidad del conflicto, contener al Estado Islámico, es el mayor aspecto de alivio humanitario que podemos proporcionar”, dijo este lunes el vocero presidencial Sean Spicer.
El viernes, Trump afirmó que el ataque fue una represalia por el presunto uso de armas químicas que hizo el régimen del presidente sirio Bashar Al-Assad.
“El uso de armas de destrucción masiva debe ser una preocupación para todas las naciones, especialmente la nuestra. La proliferación de esas armas constituye una grave amenaza para nuestra seguridad nacional. Tenemos que parar eso”, indicó Spicer.
Reiteró que la prioridad de la administración Trump en Siria es derrotar al Estado Islámico (EI), “pero también pensamos, desde el punto de vista humanitario y de los refugiados, asegurar un ambiente mejor para que en última instancia permanezcan” en su país.
El vocero insistió que el ataque fue exitoso, y calificó como un montaje las imágenes de televisión que mostraron aviones de combate de la fuerza aérea siria despegando de la base un día después de la acción militar estadounidense.
El ataque con casi 60 misiles dejó intactas las pistas de aterrizaje de la base, y el propio Trump defendió el sábado la estrategia.
Spicer aseguró que el ataque destruyó la capacidad de la base para abastecer combustible, su sistema de radares, así como al 20 por ciento de las aeronaves que se encontraban estacionadas ahí.
“Su capacidad para operar con éxito esa base aérea no existe. En un truco de relaciones públicas; tomaron algunos aviones que ya tenían combustible y los usaron, pero no hay que equivocarse, eso fue un gran éxito”, insistió.