El gobierno alemán rechazó hoy las declaraciones del presidente de Turquía, Recep Tayip Erdogan, quien calificó a la Alemania actual de ser igual que la Alemania nazi, lo que pone en evidencia que la relación entre los dos países se encuentra en un punto muy bajo.
“No aceptamos que se equipare a la democracia de la Alemania actual con el nacionalsocialismo”, dijo el portavoz del gobierno alemán, Steffen Seibert, quien hizo saber este lunes en Berlín la posición del gobierno alemán respecto a las controversiales declaraciones del presidente de Turquía.
Agregó que de todas formas, esas comparaciones con el nazismo son siempre “absurdas y fuera de lugar” ya que solo conducen a hacer inocuos los crímenes contra la humanidad que perpetró el nazismo.
Erdogan acusó el fin de semana a Alemania de ser nazi porque en algunos lugares del país se impidió que ministros turcos llevaran a cabo mítines de campaña con vistas al referendum para que el presidente turco pueda detentar mas poder.
Esos mítines fueron rechazados porque el gobierno turco no informó ni al gobierno federal ni a los gobiernos locales sobre su realización y por lo tanto no había un estretegia de seguridad para proteger a los políticos turcos.
Los ministros turcos acuden a Alemania para abogar por el “si” en el referendum que ampliaría las competencias de poder de Erdogan.
El ministro turco de Asuntos Exteriores, Mevlut Cavusoglu, viajará al parecer en unos días a Hamburgo para sostener un mítin, del que no ha avisado a las autoridades de esa ciudad.
Erdogan declaró ayer además que él viajaría a Alemania cuando se le diera la gana para encabezar mítines políticos frente al 1.4 millones de turcos que viven en Alemania.
El portavoz oficial del gobierno alemán manifestó que Alemania sigue estando interesada en una buena relación con Turquía a pesar de que actualmente existen “profundas diferencias de opinión”.
En relación a un posible viaje de Erdogan a Alemania para encabezar un mítin político, dijo que “el gobierno alemán no trabaja en la preparación de prohibiciones para impedir visitas al país europeo, pero que estas deben ser informadas previamente”.
Las ofensas de Erdogan han causado gran malestar en Alemania, en momentos en el que el país se encuentra en época de campaña electoral con vistas a las elecciones del próximo septiembre.
La situación en la que se encuentra el gobierno de la canciller federal, Angela Merkel, es muy espinosa porque Erdogan aceptó hasta ahora que en el territorio de su país se instalaran campos para cientos de miles de refugiados procedentes de los países en guerra en Medio Oriente, de forma que les cerró el paso hacia Alemania.
Los campos los financía Alemania con miles de millones de euros que entrega al gobierno turco para que otorgue a los refugaidos condiciones de vida relativamente satisfactorias, de forma que éstos no traten de desplazarse masivamente a Alemania, como ya sucedió en el segundo semestre del 2015, cuando llegó un millón de refugiados en menos de cinco meses.
El jefe del gabinete alemán, Peter Altmeier, declaró este lunes a la prensa que las acusaciones de Erdogan son “absolutamente inaceptables”.
Dijo que a pesar de las duras declaraciones de Erdogan, el gobierno alemán se mantiene apegado a la libertad de expresión y que no trabaja en una prohibición para impedir el ingreso al país de ministros turcos, como acusa el gobierno de Ankara.
“En lo fundamental, nosotros permitimos que otras personas hagan uso de la libertad de expresión que hay en Alemania. El gobierno alemán no es un censor que decide que se puede decir en Alemania y que no”, eso, dijo, es cuestión de las instancias competentes y de los juzgados.
Dos países europeos, Holanda y Austria, rechazaron ya oficialmente que ministros turcos entren a sus países para llevar a cabo mítines para apoyar el referendum sobre el poder de Erdogan.
El portavoz oficial del gobierno alemán insistió este día en que se libere pronto al periodista alemán Deniz Yücel, corresponsal en ese país del diario alemán Die Welt, quien fue apresado por su reportajes críticos sobre la política de Erdogan.
El gobierno turco lo acusó de llevar a cabo propaganda terrorista y de ser un agente del espionaje alemán.