El Papa Francisco pidió este viernes un estudio libre de prejuicios y polémicas ideológicas” sobre la figura de Martín Lutero, quien provocó el cisma protestante cinco siglos atrás, aunque reconoció que no se puede cambiar el pasado.
Francisco recibió en el Palacio Apostólico a los participantes en el congreso “Lutero 500 años después. Una relectura de la reforma luterana en su contexto histórico y eclesial”, y destacó que hasta hace poco tiempo habría sido impensable la realización de un encuentro de ese tipo en el Vaticano.
Constató que un estudio “atento y riguroso” sobre Lutero y su tiempo, le permitirá a las iglesias católica y protestante, “discernir y asumir cuanto de positivo y legítimo existe en la reforma, así como tomar distancia de los errores, exageraciones y fracasos, reconociendo los pecados que habían llevado a la división”.
Reconoció que todos están “muy conscientes” que el pasado no puede ser cambiado, pero aseguró que tras 50 años de diálogo ecuménico (entre los cristianos), es posible cumplir una purificación de la memoria.
Esta purificación, siguió, no consiste en realizar la imposible corrección de lo ocurrido 500 años atrás, sino -más bien- de relatar la historia de modo distinto, “sin más huellas de aquel rencor por las heridas sufridas que deforman la visión que tenemos los unos de los otros”.
El congreso fue organizado por el Pontificio Comité de Ciencias Históricas y convocó a expertos de diversos países, entre ellos Alicia Mayer González, de la Universidad Nacional Autónoma de México, quien disertó sobre “La recepción de Lutero en la Nueva España”.
En su mensaje, Jorge Mario Bergoglio confesó sentir “gratitud a Dios” y un “cierto estupor”, por un congreso en el cual, católicos y protestantes juntos, hablaron sobre Lutero.