El Óbolo de San Pedro, organismo del Vaticano responsable de la colecta mundial de recursos para la caridad del Papa, desembarcó en las redes sociales gracias a una serie de perfiles abiertos en Twitter e Instagram, informó la sala de prensa de la Santa Sede.
El objetivo es “establecer junto con los católicos de todo el mundo, una comunicación directa, auténtica, transparente y participativa con quien quiere ayudar a los más necesitados”, señaló.
A la página de internet oficial del Óbolo, lanzada en noviembre pasado (www.obolodisanpietro.va) ahora se sumaron tres perfiles en el sitio de mensajes cortos Twitter: @obolus_it en italiano, @obolus_en en inglés y @obolus_es en español.
Además fue abierta una cuenta en la página de fotos y videos Instagram (obolus_va). Para ganar seguidores “movidos por la misericordia” se creó, también, la etiqueta #movingMercy.
En ambas plataformas se comparten diariamente los mensajes del Papa Francisco publicados en la página oficial del Óbolo, junto a imágenes, pensamientos y reflexiones sobre las obras de caridad puestas en marcha por la Santa Sede a través de esta histórica iniciativa de caridad cristiana.
Con ellas se pretende, además, dar a conocer las obras de caridad que se realizan gracias a la solidaridad de los fieles de todo el mundo: religiosos, laicos, empresas, entes o fundaciones, como también las instituciones que colaboran estrechamente con el pontífice en el ejercicio de su misión.
Así, el Vaticano busca imprimir un sello de transparencia a la colecta mundial “por la caridad del sumo pontífice”, que en el pasado reciente ha sido cuestionada por falta de claridad y porque las autoridades papales habrían destinado una mínima parte de lo recolectado a los pobres.
Eso denunció Francesca Immacolata Chaoqui en su libro “Nel nome di Pietro” (En el nombre de Pedro), publicado apenas unas semanas atrás en Italia.
La mujer, especialista en relaciones públicas, escribió el texto con información recopilada dentro de la misma Santa Sede por una comisión de estudio sobre las finanzas papales, instituida en 2013 por Francisco y de la cual, ella misma formó parte.
“El Óbolo de San Pedro, que recoge las donaciones de los fieles destinados al santo padre para que las administre a favor de los necesitados, en realidad es un agujero negro”, escribió en el capítulo 3, titulado “una vorágine de números”.
Más adelante reveló que en el periodo 2011 y 2012, en el pontificado de Benedicto XVI se obtuvieron unos 53 millones de euros (unos 57 millones de dólares) de donaciones, una buena cantidad procedentes del Óbolo.
Pero una parte del dinero se utilizó para financiar la Tipografía Vaticana, la Guardia Suiza Pontificia y la Biblioteca Apostólica. “Al mismo tiempo, casi 29 millones fueron desviados del Óbolo para cubrir los costos de la Curia (romana)”, añadió Chaoqui.
Con su libro, la mujer quiso aclarar su posición tras haber sido hallada culpable de concurso para el robo y la difusión de documentos confidenciales en el juicio “vatileaks 2”, celebrado en los tribunales vaticanos.