El Papa Francisco criticó este miércoles a los empresarios especuladores que, por “maniobras económicas” o para “hacer negocios no del todo claros”, cierran fábricas dejando a las personas sin trabajo y advirtió: “cometen un pecado gravísimo”.
Al final de su tradicional audiencia de los miércoles ante más de 12 mil personas congregadas en la Plaza de San Pedro del Vaticano, el líder católico saludó a un grupo de trabajadores de la empresa de televisión Sky Italia, quienes reclaman ante recortes y transferencias.
Hablando en italiano, deseó que su situación laboral pueda encontrar una “rápida solución”, en el respeto de los derechos de todos, especialmente de las familias.
“El trabajo nos da dignidad, y los responsables de los pueblos, los gobernantes tienen la obligación de hacer todo para que cada hombre y mujer pueda trabajar y así tener la frente en alto, mirar a la cara a los demás, con dignidad”, estableció.
Antes, durante su catequesis semanal, el líder católico reflexionó sobre el amor y puso en guardia ante la hipocresía, que está “en todos lados”, incluso en la forma en que amamos.
Advirtió que se cae en hipocresía cuando el propio amor es interesado, movido por intereses personales o por el deseo de aparecer, de que digan “cuánto bueno soy”.
“Detrás de todo esto existe una idea falsa, engañosa, es decir: si amamos es porque somos buenos, como si la caridad fuese una creación del hombre, un producto de nuestro corazón”, precisó.
“Más grave del odio es el amor vivido con hipocresía, es el egoísmo enmascarado o disfrazado de amor. El amor verdadero, al contrario, es paciente, benévolo, el amor no envidia, no se hincha, no se comporta de modo inconveniente, no goza en la injusticia”, añadió.
Luego, ponderó que gracias al encuentro sincero con los demás será posible mantenerse alegres en la esperanza, porque se tiene conciencia que pese a las propias debilidades y fallos, incluso en los momentos más difíciles, el amor de Dios nunca abandona.