Al menos 25 personas murieron este miércoles en un atentado suicida contra el Palacio de Justicia, situado en el centro de Damasco, informó la agencia de noticias oficial siria, Sana.
Fuentes de la Jefatura de Policía de la capital dijeron que son cifras preliminares y que también hubo heridos.
La televisión estatal siria señaló que un suicida detonó un artefacto en el edificio del Palacio de Justicia, ubicado en el céntrico barrio de Al Hamidiya.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) con sede en Londres elevó la cifra de fallecidos a 29, la mayoría civiles, y no descartó que su número sea superior porque hay muchos heridos, algunos graves.
La ONG agregó que un suicida hizo estallar el cinturón de explosivos que llevaba adosado a su cuerpo a la entrada del Palacio de Justicia.
Este atentado se produce después de que el sábado al menos 74 personas perecieran, la mayoría peregrinos procedentes de Irak, según el Observatorio, en un atentado en el centro de la capital que fue reivindicado por la alianza de la ex filial siria de Al Qaeda.
Los medios de comunicación oficiales rebajaron la cifra de víctimas mortales en ese ataque a cuarenta y agregaron que hubo 120 heridos.
Horas más tarde, una segunda explosión sacudió la zona de Al Rabua, en el noroeste de Damasco, sin que se conozca si hay víctimas mortales o heridos.
Estas muertes recrudecen el terrible balance de seis años de guerra que ha causado 320 mil muertos, más de 11 millones de desplazados y refugiados, es decir la mitad de la población de antes de la guerra, y ha dejado por los suelos todas las infraestructuras del país.
Este trágico aniversario coincide con una tercera ronda de negociaciones de paz en Kazajistán, que no contará con la presencia de los rebeldes, lo que deja pocas esperanzas en los avances para la resolución del conflicto.
El conflicto se desató el 15 de marzo de 2011 cuando se produjeron manifestaciones pacíficas tras el arresto y la tortura de estudiantes de los que se sospechaba que habían escrito lemas contra el régimen en las paredes de Deraa.
Estas protestas fueron duramente reprimidas y acabaron degenerado en una rebelión armada y luego en una guerra civil, en la que se han visto implicadas fuerzas locales, regionales e internacionales.
La comunidad internacional se mantuvo dividida durante años entre un bloque a favor del régimen, liderado por Rusia e Irán, y un campo favorable a la oposición, encabezado por Estados Unidos, con numerosos países europeos, Turquía y los países del Golfo.
Contrariamente a lo que esperaba este segundo bloque, el régimen de Asad logró ganar terreno con el apoyo indefectible y militar de Moscú.
Frente a él, la rebelión ha ido mermando por las divergencias internas y se ha visto eclipsada por el auge de los grupos yihadistas, como el Estado Islámico (EI).
Los insurgentes se encuentran hoy en una situación extremadamente débil y marginal, sobre todo tras la pérdida en diciembre del sector este de Alepo, su mayor feudo.
Con información de Efe y Afp