Unas 600 personas, entre ellas muchos indígenas, se manifestaron este viernes frente a la Casa Blanca para protestar contra la construcción de un polémico oleoducto en Dakota del Norte, un proyecto reactivado por el presidente Donald Trump.
A golpe de tambores, danzantes dispuestos en círculo corearon “El agua es vida”, palabras extraídas de cantos tribales para marcar su oposición al Dakota Acces Pipeline, cuyo trazado rechaza la tribu siux de Standing Rock. Sus integrantes consideran que pasa por lugares sagrados y amenaza sus fuentes de agua potable.
Muchos manifestantes vestían trajes tradicionales con tocados de plumas y se abrigaban con coloridas mantas en una mañana lluviosa en la capital estadounidense.
“El gobierno no respeta nuestro derecho público de acceso a agua potable”, declaró a la AFP Sarah Jumping Eagle, una médica de 44 años, de la tribu Ogala Lakota.
Ella llegó a Washington la noche del jueves después de un largo recorrido desde Dakota del Norte junto a otros miembros de su comunidad para manifestar su angustia por los riesgos de derrames de petróleo y contaminación.
“Sabemos que necesitamos proteger el agua para las generaciones futuras”, dijo. “Estamos cansados de un gobierno que no nos escucha (…) Se supone que nos representan a nosotros, no a las grandes empresas”, añadió.
Los indígenas y sus partidarios acamparon durante casi un año en la ruta del oleoducto, impidiendo la construcción de esta instalación que cruzará cuatro estados del norte de Estados Unidos y que tendrá casi 1.900 kilómetros de longitud.
Su objetivo es transportar petróleo desde Dakota del Norte, uno de los principales yacimientos de gas y petróleo de esquisto en Estados Unidos, a un centro de distribución en Illinois, al sureste de Dakota.
Los manifestantes habían puesto fin a su movilización el mes pasado, cuando las autoridades les dieron un ultimátum para abandonar el sitio.
El campamento improvisado llegó a tener miles de personas. En algunos intentos de desalojo, se produjeron forcejeos y enfrentamientos físicos entre ellos y las fuerzas de seguridad.
La empresa operaria del proyecto, Energy Transfer Partners, ha intentado calmar las protestas asegurando que el trazado se decidió tras consultas con decenas de tribus y expertos arqueólogos. Según sus estimaciones, el oleoducto estará en funcionamiento a finales de este mes.
El gobierno de Barack Obama había puesto fin al conflicto en diciembre, recomendando estudiar un trazado alternativo, pero Trump volvió a lanzar el proyecto en el estado a principios de febrero.