El primer ministro japonés Shinzo Abe visitará esta semana Estados Unidos donde aprovechará una partida de golf con Donald Trump para intentar mejorar las relaciones un poco tensas con su aliado estadounidense.
Tras una reunión el viernes en Washington, los dos hombres volarán a Florida en el Air Force One y pasarán un buen rato junto en un campo de golf.
Este deporte ameno y que pone a prueba el autocontrol gusta mucho a las clases dirigentes en Estados Unidos y para Abe podría ser un manera de evitar los problemas que otros dirigentes han tenido en sus relaciones con el nuevo presidente.
“Hasta ahora Trump ha descrito Japón como un enemigo imaginario”, explica Fumiaki Kubo, especialistas de política estadounidense en la Universidad de Tokio.
Y una reunión cara a cara “es mejor que una pelea por teléfono”, asegura, aludiendo a las informaciones de prensa sobre la complicada conversación telefónica que mantuvo Trump con el primer ministro australiano Malcolm Turnbull y que habría terminado abruptamente.
“A bordo del Air Force One, será imposible evitar una conversación colgando el teléfono”, explica Fumiaki Kubo.
Aunque Japón es un importante aliado de Estados Unidos con cerca de 47 mil soldados estadounidenses en su suelo e intercambios comerciales por valor de 200 mil millones de dólares anuales, el país no ha escapado a las críticas de Trump.
El presidente estadounidense acusó a Tokio de manipular el yen para obtener ventajas comerciales y también amenazó en un tuit al constructor de automóviles Toyota con aranceles si continuaba invirtiendo en México.
Durante la campaña electoral, el candidato republicano pareció cuestionar la presencia militar estadounidense en Japón, clave frente a las provocaciones de Corea del Norte y la potencia creciente de China.