En un homenaje nacional caracterizado por el multiculturalismo, miles de canadienses y su primer ministro Justin Trudeau acompañaron este jueves en Montreal el emotivo funeral de tres de las seis víctimas del ataque en la mezquita de Quebec.
Al pie de tres grandes coronas de flores blancas, dos de los ataúdes fueron cubiertos con la bandera de Argelia y otro con la de Tunez, ante miles de asistentes a la ceremonia realizada en una pista de patinaje, cercana al estadio olímpico de Montreal.
Unas horas antes de este homenaje, la mezquita Khadijah, situada en un barrio del centro de Montreal, fue vandalizada. La fachada, a la que arrojaron huevos, tenía un vidrio roto y graffitis, dijo el diputado Marc Miller. La policía abrió una investigación.
Los argelinos Khaled Belkacemi y Abdelkrim Hassane y el tunecino Boubaker Thabti fueron asesinados el domingo, al igual que otras tres personas, al ser abaleados por un estudiante canadiense de 27 años, simpatizante de la extrema-derecha.
“Es un dolor difícil de expresar, está en el corazón”, dijo a la AFP Mohamed Lemdani, un argelino que participó al igual que unas 5 mil personas de la ceremonia.
“Todos somos padres de familia”, que llegamos a Canadá para trabajar y ser parte de una sociedad muticultural, dijo el hombre de unos cincuenta años.
Al inicio de la ceremonia, el jeque Masaad El beltaji recitó versos del Corán ante una multitud conformada por quebecoenses brazo a brazo con canadienses de adopción, musulmanes, cristianos, judíos.