El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el primer ministro japonés, Shinzo Abe, buscaron el sábado estrechar vínculos diplomáticos a través de una ronda de golf en el estado de Florida.
Los mandatarios practicaron su “swing” bajo unos cielos casi despejados en el Trump National Golf Club, en Jupiter, Florida. La Casa Blanca no informó inmediatamente si alguien más jugó con ellos y a los periodistas no se les permitió ver el encuentro.
Abe viajó a Florida en el Air Force One junto al presidente de Estados Unidos después de una reunión más formal sostenida el viernes en la Casa Blanca. La cita del fin de semana es la primera que realiza Trump en su complejo turístico Mar-a-Lago con un líder internacional.
Washington y Tokio han dicho que el viaje a Florida es una muestra de la importancia que ambos líderes dan a la relación entre Estados Unidos y Japón.
Abe, en particular, trató de aliviar las preocupaciones en Japón sobre el futuro de una alianza de décadas con Estados Unidos bajo el Gobierno de Trump, quien había generado inquietud por sus dichos sobre el gasto militar estadounidense en Tokio durante la campaña presidencial del año pasado.
En una conferencia de prensa ofrecida el viernes, Trump y Abe se centraron en áreas comunes. El mandatario estadounidense dejó de lado las promesas de campaña de obligar a Tokio a pagar más por la ayuda de defensa estadounidense y Abe prometió ayudar a su aliado a crear empleos.
El viernes por la noche, Trump y Abe comieron con sus esposas en un patio al aire libre en Mar-a-Lago. Ambas parejas se unieron a Robert Kraft, dueño de los New England Patriots de la liga de fútbol americano de Estados Unidos, equipo que ganó el pasado domingo el Super Bowl.
Trump y Abe se reunirán nuevamente para cenar el sábado por la noche junto con algunos miembros de la delegación japonesa. Ambos líderes dejarían Florida el domingo.