El nuevo presidente de Zimbabue, Emmerson Mnangagwa, nombró este viernes a su gabinete, entre ellos a jefes militares para puestos de alto perfil, incluido Sibusiso Moyo, el general que apareció en la televisión después del reciente golpe castrense, como ministro de Exteriores.
El jefe de la fuerza aérea de Zimbabue, Perence Shiri, fue nombrado ministro de Agricultura y Asuntos Agrarios.
Shiri es una figura notoria por haber liderado la operación militar contra los oponentes del expresidente Robert Mugabe en Matabeleland a principios de los años 80 del siglo pasado. La operación resultó en el asesinato de aproximadamente 20 mil civiles.
Patrick Chinamasa fue nombrado ministro de Finanzas de la nación africana y la oposición fue excluida de cualquier cargo, lo que generó numerosas criticas sobre la verdadera naturaleza del gobierno entrante tras la salida forzada de Mugabe.
Winston Chitando fue designado para el Ministerio de Minas, mientras que Simon Khaya Moyo dirigirá Energía, y Ziyambi Ziyambi asumirá la cartera de Justicia, sostuvo el secretario en jefe del gabinete, Misheck Sibanda
El hombre que gobernó Zimbabwe durante 37 años renunció después de que los militares intervinieron tras el despido de Mnangagwa como vicepresidente.
Si bien el nuevo presidente ha elegido mantener a muchos de los ex ministros del gabinete de Mugabe en el cargo, Mnangagwa también ha otorgado puestos a los líderes militares que lo han apoyado anteriormente.
Además de Moyo y Shiri, los líderes de la poderosa asociación de veteranos de guerra, que presionaron para que Mugabe se fuera tras la intervención militar, también obtuvieron empleos en el gabinete.
Chris Mutsvangwa, quien encabeza el grupo, ahora está a cargo en el ministerio de Información.
Los nombramientos mostraron que los zimbabuenses estaban “equivocados” de haber esperado un cambio, señaló el exministro de Finanzas y crítico del gobierno Tendai Laxton Biti.
“Hasta ahora, le habíamos dado el beneficio de la duda. Lo hicimos en la visión genuina, tal vez ingenua, de que el país podría realmente avanzar. Anhelamos el cambio, la paz y la estabilidad en nuestro país. Qué equivocados estábamos”, manifestó.
“En gran parte, las mismas personas que causaron esta crisis han sido recicladas. La luna de miel llega a su fin y la realidad amanece. Su preocupación parece haber sido gratificante para quienes lo llevaron al poder y para la unidad de Zanu-PF”, señaló Trevor Ncube, empresario de medios de comunicación.
El 14 de noviembre, tanques del ejército entraron en la capital de Zimbabue, Harare, detuvieron a Mugabe y lo sometieron a arresto domiciliario.
Los militares negaron que estuviera dando un golpe de Estado y sostuvieron que estaba actuando contra los “criminales” que rodeaban a Mugabe.
La crisis llegó después de una lucha de poder sobre quién podría reemplazar al presidente, Mnangagwa o la esposa de Mugabe, Grace.
A pesar de comprometerse con un “nuevo destino” para Zimbabue, Mnangagwa todavía está asociado por muchas de las peores atrocidades cometidas bajo el partido gobernante Zanu-PF desde que el país obtuvo la independencia en 1980.