Human Rights Watch (HRW) denunció este viernes que el gobierno del presidente Donald Trump ha rescindido la prohibición para el uso de municiones de racimo, pese a que está ampliamente proscrito en el mundo.
En un comunicado, HRW indicó que la decisión del gobierno de Trump revierte el compromiso de Estados Unidos de no usar municiones de racimo que no logren estallar en más de 1.0 por ciento de las veces, lo que resulta en submuniciones mortales sin detonar.
“Después de gastar cientos de millones de dólares investigando alternativas a las municiones en racimo, Estados Unidos ha decidido que no puede producir municiones en racimo ‘seguras’, así que seguirá usando las ‘inseguras’”, señaló la directora de defensa de HRW, Mary Wareham.
Señaló que la administración Trump está adoptando “armas aborrecibles rechazadas por la comunidad internacional, una medida que podría animar a otros a usar municiones en racimo que han causado tanto sufrimiento humano”.
Las municiones de racimo pueden dispararse desde el suelo mediante sistemas de artillería y cohetes, o se pueden lanzar desde un avión. Por lo general, se abren en el aire, dispersando múltiples submuniciones en un área amplia.
Muchas submuniciones no explotan en el impacto inicial, dejando restos sin estallar que pueden actuar como minas terrestres en los próximos años a menos que sean limpiadas y destruidas.
Un memorando de política del Departamento de Defensa firmado el 30 de noviembre de 2017 por el subsecretario de Defensa, Patrick Shanahan, retrasa indefinidamente la implementación de una prohibición sobre el uso de este tipo de armamento.
Esta nueva política reemplaza una directiva de 2008 del Departamento de Defensa, que prohibía el uso de municiones que no logren estallar en más de 1.0 por ciento de las veces.
La actual directiva permite que los comandantes militares estadunidenses aprueben el uso de municiones en racimo existentes o que adquieran nuevas de fuentes extranjeras.
“Permitir que Estados Unidos vuelva a utilizar municiones de racimo notoriamente poco confiables es un gigantesco retroceso para los esfuerzos por proteger a los civiles del daño inaceptable causado por estas armas”, dijo Wareham.
La representante consideró que la decisión es “un insulto para las víctimas de estas armas”, especialmente para los que han luchado para prohibirlas.