El emperador japonés Akihito abdicará formalmente el 30 de abril de 2019, dijo este viernes el primer ministro, fijando una fecha para la primera abdicación en dos siglos en una casa imperial que se cree que es la más antigua del mundo.
“Hemos decidido que la implementación, de una ley especial que permite al emperador de abdicar, será el 30 de abril de 2019”, dijo Shinzo Abe a los periodistas.
Abe se declaró “profundamente conmovido” con la “pausada decisión” tomada después de una reunión especial del Consejo Imperial para fijar la fecha.
“El gobierno va a hacer todo lo posible para que el pueblo japonés pueda celebrar la abdicación del emperador y la sucesión del príncipe heredero”, dijo Abe.
Akihito, de 83 años, sorprendió al país en agosto pasado al dar a entender en un mensaje televisado que a causa de su edad podría quedar incapacitado para mantener su papel de “símbolo de la nación y la unidad del pueblo”.
En junio, el parlamento japonés aprobó una ley que permitía la abdicación de Akihito, una normativa sólo ceñida a su persona y que preveía un plazo de tres años a partir de la promulgación de la ley.
En la Casa del Crisantemo hay precedentes de abdicaciones, pero se remontan a 200 años atrás.
Akihito, hijo de Hirohito, subió al trono en enero de 1989, justo después de la muerte de su padre, quien había visto cambiar su estatuto en 1947 con la entrada en vigor de una nueva Constitución redactada por los ocupantes estadounidenses tras la Segunda Guerra Mundial.
Akihito es el 125º emperador de una dinastía que se remonta a 2 mil 600 años y considerada como la más antigua del mundo.
Los emperadores tienen un rol importante en la religión del país y conducen varios ritos anuales y rezos para la prosperidad de la nación.
El 16 de marzo de 2011, cinco días después del sismo y el posterior tsunami que devastó el noreste del país, dejando más de 18 mil 500 muertos y desaparecidos y cientos de miles de damnificados, Akihito compareció por primera vez en televisión para hablar directamente a su pueblo.
Después, apareció junto a su esposa Michiko, de rodillas junto a los damnificados, hablando con ellos con empatía, una escena impensable en los tiempos de sus predecesores, que tenían un estatuto de semidioses.
En el país no existe ningún movimiento republicano y el emperador y su familia gozan de la admiración de la gran mayoría del país.
Ante la falta de una normativa para regir su abdicación, la tramitación por el parlamento de esta norma también abrió un debate sobre una reforma más profunda del sistema dinástico para asegurar la continuidad de sucesión.
Actualmente, la estricta linealidad del sistema y la exclusión de la familia imperial tanto de las hijas del soberano como de sus hijos varones casados con plebeyas representan un riesgo para la continuidad de la dinastía a medio plazo.
Detrás de Naruhito, solo figura en la línea sucesoria su hermano Fumihito, también llamado príncipe Akishino, y el hijo de este último, Hisahito de 11 años.