Las ciudades pueden y deben desempeñar un papel crucial en el cambio radical que se necesita para abordar el problema del hambre, la malnutrición y el desperdicio de alimentos, dijo este viernes en Valencia, España, el director general de la FAO, José Graziano da Silva, a representantes de más de 150 metrópolis.
“Las acciones locales son fundamentales para lograr el objetivo de erradicar el hambre y la malnutrición, garantizar sistemas alimentarios más sostenibles, más resilientes a los efectos del cambio climático, y asegurar una dieta saludable y nutritiva para todos”, aseguró en su discurso, publicado por la oficina de prensa de la FAO en Roma.
El titular de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) habló a los representantes de las urbes signatarias de Ciudad de México a Barcelona, pasando por Kioto o Quito, del Pacto de Milán sobre Política Alimentaria Urbana, un compromiso destinado a la lucha contra el hambre y el desperdicio de alimentos y a la mejora de la nutrición.
Se trató de la tercera reunión de alcaldes de ciudades del Pacto, tras la inaugural celebrada en Milán en 2015 y la que tuvo lugar en la sede de la FAO en Roma en 2016. En la ceremonia participaron el alcalde de Valencia, Joan Ribó, y el de Milán, Giuseppe Sala.
El director general de la FAO recordó a los líderes locales que, tras haber disminuido de forma constante durante más de una década, el hambre en el mundo ha vuelto a aumentar y afecta ya a 815 millones de personas, 11 por ciento de la población mundial.
Este incremento, de 38 millones de personas más respecto al año anterior, se debe en gran medida a la proliferación de conflictos violentos y de perturbaciones relacionadas con el clima, según indica el informe “El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2017”.
Al mismo tiempo, mencionó, múltiples formas de malnutrición, sobrepeso, obesidad o deficiencia de micronutrientes, amenazan la salud de millones de personas en todo el mundo.
“Afortunadamente las ciudades se están movilizando y situando cada vez más a la altura de este desafío”, señaló Graziano da Silva destacando que se pueden alcanzar “asombrosos niveles de creatividad” si se forjan asociaciones con actores locales, sociedad civil, sector privado y académico y organizaciones de productores.
El director general de la FAO utilizó su propia experiencia con el Programa Hambre Cero en Brasil, que logró sacar a 40 millones de personas del hambre. “Un componente fundamental del éxito” fue la participación de las urbes, algunas tan grandes como Belo Horizonte o Campiñas, dijo.
Relató que los alcaldes pusieron en marcha restaurantes populares que servían alimentación equilibrada y nutritiva a bajo costo y las ciudades privilegiaron la compra de alimentos producidos localmente, contribuyendo al fortalecimiento de la economía local.