Miles de somalíes se manifestaron este miércoles en las principales ciudades del país contra Al Shabab, organización terrorista a la que se acusa de estar detrás del atentado del pasado sábado en Mogadiscio, que dejó al menos 325 muertos y 400 heridos según el último balance.
“Al Shabab no destruirá nuestros sueños”, “Al Shabab es nuestro enemigo” o “Pedimos al mundo que nos apoye en nuestra lucha contra Al Shabab” son las consignas que se repitieron en cánticos y pancartas en importantes localidades como Baidoa, Jowhar, Adado, Garowe, Huddur, Kismayo o la propia capital, Mogadiscio.
Los manifestantes mostraron su solidaridad con las víctimas del mayor atentado registrado hasta la fecha en Somalia y apoyaron al gobierno, que este martes anunció que redoblaría sus esfuerzos en la lucha contra Al Shabab.
El grupo yihadista aún no ha reclamado la autoría de sendos ataques con camiones bomba contra un céntrico hotel y un concurrido mercado de la capital somalí.
El ejecutivo abrió negociaciones con la misión de la Unión Africana (UA) en Somalia (AMISOM) para coordinar las operaciones contra los yihadistas, que cuentan con el apoyo de las autoridades federales del país.
Los ciudadanos que salieron este miércoles a las calles se mostraron proclives a participar en estas campañas contra Al Shabab, quien ha acabado con miles de civiles desde su fundación en 2006.
De hecho, el cofundador y ex portavoz de la organización, Muktar Robow, conocido popularmente como Abu Mansur, que formalizó su deserción el pasado mes de agosto, se ofreció a liderar la ofensiva contra Al Shabab, iniciativa bien recibida por el gobierno y por los somalís en general.
El comandante en jefe del Ejército, Mohamed Isak Osman, también dio la bienvenida a Abu Mansur, del que aseguró: “si nos dirige, podremos derrotar a Al Shabab”.
El primer ministro, Hasan Ali Khaire, pidió ayuda a la comunidad internacional ya que la situación “excede la capacidad” de las autoridades, tras lo que recibió apoyo médico y logístico de países como Turquía, Estados Unidos, Catar o Kenia, a los que se sumarán en los próximos días otros como Yibuti y Etiopía.
Al Shabab, que se afilió en 2012 a la red internacional Al Qaeda, controla parte del territorio en el centro y el sur del país y aspira a instaurar un Estado islámico de corte wahabí en Somalia.