La ONU puso este lunes énfasis en la relación que existe entre el hambre y la migración forzada de millones de personas, dos fenómenos que han aumentado ante el impacto de los conflictos y el cambio climático.
“Los conflictos y los impactos del cambio climático explican el aumento del hambre en el mundo, después de diez años de retroceso continuo”, declaró el director general de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), José Graziano da Silva, en la ceremonia por el Día Internacional de la Alimentación.
Da Silva recordó a las personas que se ven obligadas a migrar en busca de una vida mejor, “incluso si ello significa afrontar los peligros de cruzar, por ejemplo, el desierto del Sahara y el mar Mediterráneo”.
En 2015, había unos 64 millones de refugiados y desplazados en el mundo, dos veces más que una década antes, y en total los migrantes internacionales eran más de 240 millones, lo que supone un aumento del 40 % respecto al año 2000.
Además, los migrantes internos en sus propios países y regiones ya sobrepasan los 740 millones de personas, un movimiento “sin precedentes”, sobre todo de las zonas rurales a las urbanas.
El responsable de la FAO subrayó la importancia de abordar las “causas profundas de la migración, como la miseria, la inseguridad alimentaria, la desigualdad, el desempleo y la falta de protección social”, por lo que instó a reforzar la resiliencia y garantizar los medios de subsistencia de la población con acciones humanitarias y de desarrollo.
El presidente del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), Gilbert Houngbo, remarcó que los pequeños productores “son los que más sufren la desnutrición” y enfatizó que “no se trata solo de la agricultura y la alimentación, sino de transformar el campo y poner a los campesinos en el centro del desarrollo de sus países”.
Por parte del Programa Mundial de Alimentos (PMA), su director ejecutivo, David Beasley, aseguró que, si se pone fin a los conflictos, con la experiencia acumulada se puede erradicar el hambre, un objetivo que la comunidad internacional se ha propuesto para 2030.
A la ceremonia asistieron personalidades como el papa Francisco y varios ministros de Agricultura del G7, así como el presidente de Madagascar, Héry Rajaonarimampianina, quien denunció los efectos del cambio climático que sufre su país, sometido a fuertes sequías en el sur y graves problemas de inseguridad alimentaria.
“Las migraciones deben ser una elección y no una necesidad” y representar “una prioridad común de los Estados del Norte y del Sur”, junto con la reducción de la pobreza rural, apuntó el mandatario.