Al menos 40 personas murieron y decenas resultaron heridas a causa de una poderosa explosión que tuvo lugar en la norteña ciudad de Azaz, una zona que está controlada por rebeldes, cercana a la frontera con Turquía.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos, con sede en Londres, destacó que al menos 40 personas murieron en el ataque justo frente a un tribunal.
Sin embargo, el número de decesos podría elevarse al menos a 50 personas de acuerdo con las primeras informaciones, que indicaron que varios edificios gubernamentales, incluyendo el palacio de Justicia, están parcialmente destruidos por la explosión.
Un sistema de información independiente Aleppo Media Center (Centro de Medios de Comunicación de Alepo), afín a los rebeldes, afirmó que el número de muertos era de unos 20 y la explosión había sido causada por un coche bomba.
Azaz se encuentra al norte de la ciudad de Alepo, que fue recientemente liberada de militantes opositores tras una ofensiva lanzada por fuerzas leales al presidente Bashar Al-Assad, con el apoyo de la fuerza aérea rusa.
Además de numerosos civiles muertos, decenas más resultaron seriamente heridos en la explosión, informó la televisión Sky News Arabia.
La explosión se produjo cerca de un edificio del gobierno en la ciudad y se oyó a través de la frontera en la ciudad turca de Kilis, puntualizó la agencia privada de noticias turca Dogan.
La zona es un bastión de los rebeldes sirios respaldados por Turquía, mientras el ejército sirio lanzó una gran operación que pretende expulsar al Estado Islámico de la región fronteriza. Nadie se atribuyó de inmediato la responsabilidad por el ataque.
Pero el grupo yihadista con frecuencia ataca a las facciones rebeldes con atentados suicidas, que incluye un ataque en noviembre pasado que dejó un saldo de 25 personas muertas, entre civiles y combatientes de la oposición.
Siria vive desde marzo de 2011 un conflicto armado en el que las tropas gubernamentales se enfrentan a grupos armados de la oposición y organizaciones terroristas.
Según los datos de altos cargos de las Naciones Unidas, entre 300 mil y 400 mil personas perdieron la vida en el conflicto.