El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, se reunió hoy “de manera sorpresiva” con varios expertos de América Latina para conocer más de cerca el ámbito hispano, sobre todo las expectativas migratorias para este año.
Entre quienes se reunieron con Trump en Nueva York, a puerta cerrada, según pudo saber Efe, estaban el exsubsecretario para asuntos públicos del Departamento de Estado, David Duckenfield; el experto en temas hispanos de Estados Unidos Freddy Balsera; el antiguo asesor de Trump en Florida Carlos Giménez y el exembajador de Guatemala en Washington Julio Ligorría.
El diplomático guatemalteco está considerado un experto en temas latinoamericanos, especialmente en asuntos del Triángulo Norte de Centroamérica, una de las regiones más pobres y violentas del mundo, causas que provocan grandes olas de inmigrantes hacia Estados Unidos.
Al finalizar la reunión, en el despacho de la Torre Trump, el exembajador guatemalteco dijo, según un comunicado enviado a Efe por una fuente cercana, que había encontrado un presidente electo muy receptivo.
“Aproveché para confirmarle que Latinoamérica requiere de políticas públicas firmes en la lucha contra la corrupción y el fortalecimiento de los sistemas de justicia como mecanismos que faciliten el desarrollo de los sectores más vulnerables”, apuntó Legorría.
En este mismo sentido, el diplomático le dijo al presidente electo que el inmigrante latinoamericano debe ser visto “como parte de la solución y no como un obstáculo en la problemática doméstica” de los Estados Unidos.
Por su parte Balsera, un asesor y estratega demócrata, avanzó que el presidente Trump está dispuesto a un diálogo abierto con sectores empresariales del hemisferio y agregó que, por ello, el grupo había quedado comprometido a servir de enlace con esos sectores.
Balsera apuntó a la vieja relación entre Carlos Giménez y Trump como una “garantía” de que el grupo podrá articular en el futuro cercano esa valiosa relación.
Centroamérica, en especial el Triángulo Norte, es una de las zonas más violentas del mundo, pese a que no se desarrolla una guerra convencional, lo que incide en la emigración masiva a Estados Unidos y México, los principales destinos.
Para hacer frente a esta violencia y a la falta de oportunidades que alienta a muchos a migrar, en febrero pasado el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, solicitó al Congreso una partida de 750 millones de dólares de ayuda a Centroamérica dentro del presupuesto de 50 mil 100 millones para el año fiscal 2017.
Esos 750 millones se sumarían a los otros 750 millones aprobados por el Congreso en diciembre pasado para afianzar el fortalecimiento institucional de los países de origen del mayor grueso de indocumentados: Guatemala, El Salvador y Honduras, bajo el conocido Plan de la Alianza para la Prosperidad.
Desde la elección de Trump, un hombre con un fuerte discurso antiinmigrante, varios funcionarios estadounidenses aseguraron que el apoyo de EEUU a la Alianza para la Prosperidad está garantizado.