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Muere Miguel Uribe: 'El desenlace fatal era prácticamente esperado', afirma Fausto Pretelin

El asesinato de Miguel Uribe Turbay expone paralelismos entre Colombia y México en violencia política, populismo y diplomacia ideologizada.

Miguel Uribe Turbay, senador colombiano, víctima de un atentado en Bogotá.
Miguel Uribe Turbay, senador colombiano, víctima de un atentado en Bogotá.Créditos: EFE
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Colaboración Fausto Pretelin / Pamela Cerdeira

En entrevista para MVS Noticias con Adrián Jiménez en ausencia de Pamela CerdeiraFausto Pretelin, internacionalista, habló sobre: Violencia en Colombia y la muerte del precandidato Miguel Uribe.

El fallecimiento del senador colombiano y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay ha reavivado el debate sobre la violencia política y las tensiones ideológicas en América Latina, así como las similitudes entre Colombia y México en sus escenarios políticos.

"Es importante hablar de Miguel Uribe, sobre todo por lo que representa en Colombia y por los vínculos con México. En los últimos 40 años, Colombia y México han sido como un espejo: tenemos más similitudes que diferencias. Tenemos más similitudes con Colombia que con Paraguay, Perú, o inclusive Argentina o Brasil", señaló Pretelin.

Uribe Turbay, de 39 años, fue víctima de un atentado el pasado 7 de junio en un barrio de Bogotá, donde recibió tres impactos de bala, dos de ellos en la cabeza.

Su trayectoria política inició desde joven, marcada por tragedias familiares: su madre, Diana Turbay, fue secuestrada y asesinada en 1991 durante un operativo contra el cártel de Medellín; su abuela, Nidia Quintero de Turbay, falleció recientemente en el mismo hospital donde él se encontraba internado; y su abuelo, Julio César Turbay, fue presidente de Colombia.

La figura de Uribe Turbay destacaba por su postura crítica hacia el presidente Gustavo Petro, a quien señalaba de promover un discurso populista y divisorio. Sus textos en medios colombianos advertían sobre el debilitamiento de las instituciones democráticas frente a narrativas basadas en resentimiento social y premisas falsas, un fenómeno que, según analistas, se repite en varios países latinoamericanos.

El internacionalista leyó un escrito de Turbay en donde el excandidato presidencial afirmaba que "las instituciones democráticas están perdiendo vigencia frente a discursos populistas fundamentados sobre premisas falsas y el resentimiento social, tanto en el mundo, donde se experimenta un auge de modelos autoritarios, como en América Latina, incluyendo Colombia".

De acuerdo con Pretelin, "este discurso de Miguel Uribe es consistente con lo que él venía diciendo: que el populismo y las mentiras políticas lo que están generando es división en la sociedad. Él enfocaba esta crítica directamente al presidente Gustavo Petro, quien fue el primer presidente de izquierda en Colombia en la era moderna".

La muerte del senador también ha generado cuestionamientos sobre la diplomacia mexicana. A pesar del vínculo histórico entre Colombia y México, la Secretaría de Relaciones Exteriores tardó en emitir condolencias, lo que fue interpretado como una postura ideologizada, influida por la afinidad o antagonismo político.

El análisis de este caso revela paralelismos con el contexto mexicano, donde el discurso oficial, tanto en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador como en el inicio de la administración de Claudia Sheinbaum, mantiene un enfoque que divide entre “buenos” y “malos” según criterios políticos. Este mismo dogmatismo se observa en otros líderes de la región.

"Estos personajes muy dogmáticos lo que hacen es dividir a la sociedad y entonces la confrontan: por un lado son "los buenos", que representan al propio presidente, y por el otro están "los malos", es decir, los corruptos, los supuestos neoliberales, y eso se va repitiendo paulatinamente en varios países de América Latina.

Yo encuentro mucha similitud en este discurso que tenía López Obrador y que ahora hereda la presidenta Sheinbaum, en donde preexiste ese dogmatismo", indicó Pretelin.

El presidente Petro, exintegrante de la guerrilla, ha enfrentado críticas por su estilo poco ortodoxo y por acusaciones de corrupción que provienen incluso de su propio hijo. Estos antecedentes sumados al asesinato de Uribe Turbay, exponen las tensiones políticas y los riesgos que enfrentan quienes se oponen a gobiernos con discursos polarizantes.

La trágica muerte de Miguel Uribe Turbay se convierte así en un símbolo de los retos compartidos por Colombia y México: violencia política, polarización ideológica y fragilidad institucional.