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En entrevista con Pamela Cerdeira, para MVS Noticias, José Manuel Gochicoa, ganadero en Tamaulipas, mencionó por qué México requiere de acciones probadas para erradicar al gusano barrenador.
“Este problema inició en los años 70. En 1972 se creó una comisión México-Estados Unidos que erradicó el gusano barrenador con una inversión conjunta: 70% la aportó Estados Unidos y 30% México. En total fueron 40 millones de dólares, que hoy equivaldrían a 300 millones”, recordó Gochicoa.
La estrategia consistió en liberar millones de moscas estériles desde 30 aviones, acumulando más de 58 mil horas de vuelo. El insecto, una mosca que deposita sus huevos en heridas abiertas del ganado, provoca una miasis que puede matar al animal si no se detecta a tiempo.
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En aquel operativo, se liberaron 250 mil millones de moscas estériles. Hoy, según Gochicoa, solo se planean liberar 885 millones, es decir, apenas el 0.35% de lo que se hizo hace décadas. “Los ganaderos no vemos aviones ni sabemos de liberaciones masivas. No se nota que se esté combatiendo la plaga”, advirtió.
¿Por qué la planta de Chiapas fue clave?
Una de las piezas clave para erradicar la plaga fue la planta de producción de moscas estériles ubicada en Chiapas. Esa instalación producía 500 millones de moscas por semana. Sin embargo, fue desmantelada en 2022.
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“Esa planta siguió funcionando hasta una década después de haber controlado la plaga, para surtir a Centroamérica. Luego, se abrió una nueva planta en Panamá, pero hoy esa instalación no da abasto”, explicó el ganadero.
Actualmente, Panamá solo produce 100 millones de moscas por semana, cinco veces menos que la capacidad que tenía Chiapas. Además, lo producido se destina a frenar la propagación hacia Estados Unidos, no a atender la emergencia en México.
¿Quién debe pagar la solución?
Estados Unidos ya entregó 21 millones de dólares a México para reactivar una planta que podría estar lista hasta 2026. “Desde 2023 advertimos al gobierno del riesgo. No hay respuesta. Urgen más moscas y más acción”, recalcó Gochicoa.
El problema también ha impactado las exportaciones. Aunque en los años 80, con el mismo brote, no se detuvo la exportación de ganado, hoy sí está restringida. “No tenemos un protocolo vigente para exportar con presencia de gusano barrenador. Además, solo 15 engordas certificadas están autorizadas a comprar ganado del sur del país. Eso limita el comercio y encarece la producción”, denunció.
El ganadero insistió en que “Estados Unidos también necesita el ganado mexicano, sus inventarios están en el punto más bajo desde 1960. Es momento de renegociar y aplicar la experiencia del pasado”.