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En entrevista con Ana Francisca Vega para MVS noticias, Sari Benítez, en su historia Chiquita habló de Hilda Krüger, que no solo fue actriz: también fue espía nazi en México y amante de figuras como Miguel Alemán y Cantinflas.
Hilda Krüger (1912-1991) llegó a México en 1941 con una doble identidad: una actriz alemana en busca de oportunidades y una espía al servicio de Hitler. Aunque su carrera en Hollywood fue efímera, su belleza y carisma le abrieron puertas en la élite mexicana.
Según Sari Benítez, Krüger se instaló en un lujoso departamento cerca de la Glorieta Washington, desde donde coordinaba sus actividades de espionaje.
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Su conexión con Joseph Goebbels, ministro de propaganda nazi, fue clave para su reclutamiento. "Goebbels fue su mecenas y amante, pero el escándalo los separó", explicó Benítez. Krüger usó sus relaciones con el magnate petrolero Jean Paul Getty en EU para luego infiltrarse en México, donde sedujo a Miguel Alemán, entonces secretario de Gobernación.
La red nazi en México: Petróleo y protección presidencial
Krüger no actuó sola. Formó parte de una red nazi que buscaba asegurar el suministro de petróleo mexicano para Alemania. Según documentos desclasificados en 1985, México era un objetivo estratégico por su cercanía con EU y sus recursos naturales.
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"En las mañanas, Hilde iba a San Ángel a entregar información, y por las tardes recibía a Alemán en su departamento", detalló Benítez.
También se relacionó con el general Juan Almazán y el canciller Ezequiel Padilla, accediendo a secretos de Estado.
Tras el ataque a Pearl Harbor, EU presionó a México para desmantelar la red nazi. Krüger fue arrestada en 1942, pero Miguel Alemán intervino: la casó con Nacho de la Torre (descendiente de Porfirio Díaz) para evitar su extradición. "Nunca se admitió públicamente que fuera espía", señaló Benítez.
Legado en el Cine de Oro y muerte en el olvido
A pesar de su pasado, Krüger participó en películas como "Casa de mujeres" y "El que murió de amor", mezclándose con figuras como Cantinflas e Ida Rodríguez Prampolini. "Ella estudiaba en la UNAM y se interesaba por la Malinche, lo que le dio una fachada intelectual", añadió Benítez.
Tras divorciarse, se casó con el magnate venezolano Julio Lobo Olavarría y vivió en Nueva York antes de regresar a Alemania, donde murió en 1991. Hoy, su historia es un recordatorio de los juegos de poder que definieron el México de los años 40.
