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Mientras el mundo atraviesa una reconfiguración económica y geopolítica, en Estados Unidos resurgen intentos por reordenar el comercio global con una mirada proteccionista. Donald Trump, de vuelta al escenario político, busca rehacer las reglas del juego, tratando de reducir el déficit comercial y recuperar el poderío manufacturero de su país.
Sin embargo, la realidad es mucho más compleja de lo que imaginó. Así lo explicó el analista económico Eduardo Torreblanca en entrevista con Manuel López San Martín para MVS Noticias, en una conversación que expone el nivel de dependencia de Estados Unidos hacia China.
“Trump le ha movido las fichas de una manera irresponsable, y ahora se da cuenta que el asunto es mucho más complicado de lo que él pensaba”, aseguró Torreblanca, comparando la situación con un rompecabezas mal armado que solo muestra su complejidad una vez deshecho.
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Una dependencia tecnológica difícil de romper
En su análisis, Torreblanca desglosa con datos concretos cómo Estados Unidos depende profundamente de China (y en menor medida de Vietnam) para abastecer su consumo de productos clave como celulares, computadoras, baterías y juguetes.
“De cada 100 teléfonos inteligentes que compra Estados Unidos, 76 son manufacturados en China y 13 más están en Vietnam. Es decir, en esos dos países se concentra el 89% de los teléfonos inteligentes que compra”, detalló.
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Y no solo ocurre con los smartphones. Según el analista, el 95% de las computadoras que adquiere el mercado estadounidense proviene también de estos dos países asiáticos, dejando apenas un 5% al resto del mundo, donde figura México con una participación menor.
Incluso en sectores como los juguetes o las consolas de videojuegos, el escenario es similar: el 77% de los juguetes y el 93% de las consolas provienen de China y Vietnam.
“No hay espacio en donde China no tenga un papel relevante como proveedor”, subrayó Torreblanca, dejando claro que castigar a China podría terminar siendo un golpe autoinfligido para la economía norteamericana.
Soluciones urgentes, pero sin rumbo claro
El intento de Trump por equilibrar el déficit en 90 días con 150 países ha resultado un callejón sin salida. El analista advierte que esta estrategia exprés no solo es inviable, sino que revela una comprensión superficial de las dinámicas globales.
“Se da cuenta que quiere castigar a una nación de la que depende en una gran medida y eso va a salir carísimo”, comentó.
Ahora, añade Torreblanca, la administración estadounidense tendrá que “paquetear las soluciones”, es decir, dividir sus estrategias por sectores o regiones, aceptando que una solución rápida no es posible frente a una red comercial tan compleja.
